Gun

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4. La marca

Una marca de enlace.

Odiaba la idea de ser marcado, él, Jong Gun, no necesitaba una.

Era el heredero de la familia Yamazaki, el Fantasma Blanco, uno de los Diez genios de Charles Choi y creador de los cuatro grandes equipos.

Pero, también era un omega.

Un jodido omega.

Claro, no despreciaba su casta, porque había logrado superar con creces las debilidades que poseía por la naturaleza sumisa de los omegas y lo había transformado en sus fortalezas, pero eso no quitaba que había personas que se habían sentido con el derecho de querer someterlo y marcarlo.

Todos ellos habían acabado muertos apenas habían intentado aquello.

Otros, como los mocosos que habían sido jefes de sus tripulaciones e intentaron ganarle usando su fuerza de alfa habían terminado sin dientes o con una paliza tan buena que no pensaban nuevamente en querer atacarlo.

Sólo el idiota de Goo que era un beta se creía con el valor de darle una paliza y eso el rubio también terminaba molido a golpes.

Entonces, ¿por qué demonios estaba en esta situación?

— Márcame — Ordenó a la alfa que leía un libro acostada en su regazo.

— No.

— Que me marques.

— Que no.

— Hazlo — Gruñó.

La alfa dejó de ver su libro y se sentó en el sillón, se quitó los lentes y la vio fijamente esperando una respuesta de su parte.

— Sólo llevamos saliendo un año.

— ¿Y?, hay que enlazarnos — Habló tomándola de las mejillas, oyó un quejido bajito de parte de la fémina que le sacó una sonrisa.

Le encantaba tener la dominancia sobre ella aunque esta fuera la alfa.

Sin embargo, todavía no entendía ese insano deseo de sentir sus colmillos en su glándula omega.

Sólo de imaginarlo se sentía extasiado.

— No — Repitió la fémina para su disgusto — Eres demasiado bonito sin una marca como un ave en libertad, me encantas así — Confesó sonriéndole a pesar del agarre que ejercía en sus mejillas.

La soltó de golpe sintiendo un golpeteo en su pecho.

¿Acaso tenía taquicardia?

Iba a matar a su médico por no decirle aquello en sus exámenes médicos del mes pasado.

— Gun...

— Recordé que tengo trabajo — Le cortó levantándose del sillón — Te veo más tarde.

Intentó ignorar la risa de la alfa al igual que su dulce olor inundando la sala mientras salía del departamento a paso apresurado.

Se abstuvo de fumar un cigarrillo cuando entró a su auto y vió su rostro con un ligero rubor como cuando estaba inmerso en una pelea.

¿Qué demonios le había hecho esa alfa?

31 días de OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora