Kouji

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21. Lo que tú quieras

— ¿Lo que quiera?

— Si, lo que quieras.

— ¿Enserio lo que yo quiera? — Preguntó queriendo confirmar lo que decía.

La otra persona que le acompañaba rodó los ojos mientras máscara su chicle.

— No me hagas arrepentirme, pide algo — Se quejó.

Volvió su vista a la interminable fila de cosas que vendían en la cafetería, sus ojos brillaron y finalmente se decidió por una rebanada de pastel de chocolate; Kouji pagó su pastel y salieron de la cafetería hacia su aula.

— Gracias, Kouji — Agradeció mientras comía su pastel.

El chico de cabellos violetas hizo un ademán de que no importaba antes de fijar su vista en la fémina enfrente suyo.

— Aprovecha, es la única vez que te compraré algo, el dinero no cae de los árboles.

— Lo sé muy bien, Kouji — La fémina rió por lo bajo por sus palabras, sabía perfectamente que no caía de los árboles pero el varón nadaba en dinero con todos los encargos que hacía en el instituto en cuanto a tecnología se trataba — Pero es lindo que tengas este detalle conmigo.

Su nariz se movió al oler las feromonas llenas de felicidad de la alfa por la dopamina que le provocaba el consumo del chocolate del que estaba hecho el pastel que le había comprado; o al menos eso le gustaba pensar, no le cruzaba por la cabeza que su buena acción de toda su vida y que fuera precisamente él quien le compró aquel pastel era el causante de su felicidad.

Era un omega de ciencia y cien porciento racional, eso de los sentimientos no era lo suyo.

— Sólo es un pago por ayudarme a escapar de esa reunión con los amigos de Crystal — Trató de excusarse sintiendo sus mejillas calentarse; claramente se sentía en deuda por ello, pero esa no era la razón por la cual lo había hecho.

Simplemente quiso devolverle el favor de todas las veces que le invitó de su almuerzo con algo que podía comprar (porque la cocina no era su fuerte).

— Kouji, yo... — El timbre sonó cortando sus palabras, la fémina se levantó de su asiento y tomó sus cosas lista para irse.

Pero él quería saber qué le iba a decir.

— Primero dime qué ocurre — Exigió cruzándose de brazos, ella le sonrió besando su mejilla y dejándole boquiabierto por su acción tan repentina e íntima — ¡Oye!

— Te lo diré después, Kouji, ¿te parece en la cafetería?, te compraré lo que quieras.

El varón arqueó la ceja antes de tomar su teléfono, desviando su atención de la fémina.

— Más te vale estar ahí después de clases o estaré enfadado.

— Ahí estaré.

Vio a la alfa salir de su salón, mordió su pulgar tratando de saber qué le diría sólo para golpearse las mejillas.

Debe ser una tontería, pensó con las mejillas enrojecidas de la vergüenza.

Aún así esperaba con ansias que acabarán las clases para verla nuevamente.

31 días de OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora