Duke

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14. Te deseo

No había muchas explicaciones que dar sobre lo que sentía.

Le deseaba, no había otras palabras para describirlo.

Tomarle del rostro y morder esas mejillas regordetas, abrazar ese cuerpo de contextura gruesa y oír su voz gruesa y grave tartamudear al hablarle.

Era un deseo que le carcomía día con día, pero tenía que abstenerse de hacerlo, la persona que causaba aquello en su persona estaba ahora muy ocupada en asuntos más importantes.

— ¿Y qué tal te parece?

Salió de sus pensamientos, parpadeó varias veces antes de sonreírle a la persona que tenía enfrente suyo, se mordió la parte interna de su cachete cuando vio sus bonitas mejillas teñidas de rojo, como si fuera una manzana lista para morder.

— Me encantó — Respondió viendo como le sonreía mostrando sus dos hileras de dientes — Cántame otra canción, Duke — Pidió recargando su barbilla entre sus palmas — Una más para tu fan número uno.

Duke reprimió el gemido de satisfacción al oír decir aquello a su novia.

Luego de que ingresó en la empresa PTJ y notó la forma en que le trataban en la primera evaluación, había creído que su talento para la música era nefasto y jamás lograría llegar a escalar a la clase B y menos aún a la A, pero ahí estaba ella, oyendo las canciones que componía, diciéndole cumplidos y, aunque ella no lo supiera, haciéndole tener más razones para esforzarse en la empresa.

— Sólo una más para mí fan — Le siguió el juego.

El tiempo pasó, una, dos, tres y cuatro canciones más fueron a parar a los oídos de la alfa que le oía mientras ronroneaba de la felicidad de ser la única que pudiera escuchar esas canciones que aún no terminaba de componer.

— Otra más — Pidió pero el varón negó haciéndole cruzarse de brazos y haciendo un mohín.

— Está oscureciendo, te llevaré a casa — Avisó mientras guardaba sus cosas en su mochila; estaba tan centrado en ello que, cuando sintió los brazos de la alfa abrazarlo por detrás, sintió un escalofrío en su espalda y su pecho latir con locura.

— Eres todo un caballero, preocupándote por mí y que llegue a salvo a casa — Ronroneo recargando su mejilla en la espalda de su novio quien, si le viera fijamente, habría notado que parecía un tomate maduro por sus muestras de afecto.

El beta todavía no comprendía como tenía una novia que ignoraba por completo su apariencia y lo quería con la misma intensidad que él.

— T-tengo que ser un caballero con mi n-novia.

El olor de la fémina se intensificó al oírlo decir aquello aunque él no podría olerle.

Su novia.

Se oía tan bien cuando lo decía él.

Beso su mejilla dejando un pequeño mordisco en ella antes de soltarlo e ir por su mochila.

— Está bien, vamos.

Duke asintió mientras tocaba su mejilla donde sentía la marca de los dientes de la alfa.

Su mano rozó en varias ocasiones la mano de ella a lo largo del camino, dudando si tomarla o no, hasta que ella entrelazó sus dedos.

Sonrió antes de apretar con suavidad su mano y seguir caminando juntos.

31 días de OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora