Jay

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24. Una petición

Hora de receso, en ese momento la mayoría del salón se hallaba en la cafetería y los pocos que estaban en el salón estaban inmersos platicando con sus amigos o en sus propias cosas; tal era el caso de Jay hasta que alguien le tocó el hombro, subió la mirada y ahí estaba la alfa quién le saludo con la mano, correspondió el saludo esperando que le dijera el porqué había ido a su aula.

No era que la fémina sólo viniera porque quería algo, pero usualmente se veían después de clases junto con Daniel por la diferencia de departamentos.

— Hola Jay, ¿qué tal todo?

— ...

— Me alegro, el día ha sido bueno para mí también.

— ...

La alfa rió por lo bajo — No sé te escapa nada, Jay — Bromeó sonriéndole al contrario quien ladeó la cabeza esperando que siguiera hablando, aunque no pudo evitar sonreírle también a ella — Tengo que pedirte algo Jay.

El rubio enarco la ceja, ella nunca le pedía algo, en ese aspecto le recordaba a Daniel quien también se negaba a pedirle algo a menos que fuera demasiado importante.

Por algo ellos dos eran sus mejores amigos.

— ...

— Lo que sucede es que el viernes habrá un concierto de una de mis bandas favoritas, he comprado ya los boletos y se suponía que iría con Daniel pero me dijo que debe hacer algo con su novio y, siendo mi segundo mejor amigo, quería saber si tú... ¿querías ir conmigo?

Lo pensó un instante antes de negar con la cabeza.

Le encantaría acompañarla, pero ese día tenía una reunión con su padre para pesar suyo.

Esta vez tendría que denegar aunque no quisiera.

—Por favor, Jay — Suplicó.

— ...

— Pero no quiero ir sola, por favor Jay, ve conmigo — Pidió juntando sus palmas — Pero si tienes que hacer algo lo entendería perfectamente — Complemento, si el varón tenía algo que hacer entonces no insistiría, Jay jamás le insistiría en algo si ella estuviera ocupada de igual forma; aunque confesaba que deseaba ir con él a ese concierto.

El rubio iba a negarse hasta que vio los ojos de cachorro que le hacía la fémina, sabiendo que su padre luego le iba a sermonear por lo que haría (aunque sería extraño el día que no lo hiciera), asintió para felicidad de la alfa que lo abrazó con fuerza.

— ¡Gracias, Jay! ¡ amarás a Super Junior!

El timbre sonó anunciando el final del almuerzo, vio como ella salía del aula de clases (sin antes abrazarlo una vez más agradeciendo que le iría a acompañar) dejando esparcido su aroma detrás suyo.

No lo hizo de forma intencional, pero sus fosas nasales se llenaron del olor de la alfa, su pecho latía con rapidez hasta que sintió un empujón de parte de Zack quien le sonreía.

Demonios, les había oído hablar.

— ¿Quién lo diría?, Jay Hong coqueteando con la alfa del departamento de belleza.

— ... — Hizo ademanes de que no era lo que parecía pero claramente el boxeador no entendía sus palabras mudas.

— No te preocupes, no le diré a los demás que irás a un concierto de Super Junior — Aseguró haciendo ademán de que cerraba su boca con llave y se sentó en su lugar con esa sonrisa de que claramente le diría a todos.

Bufó acomodándose su flequillo antes de ver por la ventana, ahí notaba entre los pequeños grupos de estudiantes a la alfa que caminaba al otro lado del instituto donde le tocaba clase felizmente; sonrió de lado antes de fijar su vista al pizarrón a la espera de su profesor.

No le hacía ningún mal cumplirle esa pequeña petición a la fémina si así la hacía feliz.

31 días de OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora