Eli

875 144 3
                                    

28. Una decisión difícil

— No, Eli.

— Pero...

— Lo digo enserio — Le interrumpió antes de que siguiera con lo mismo, suspiró antes de dejarse caer sentada en la orilla de la cama — No necesitamos otro bebé.

El varón mordió su labio, vio fijamente a la fémina quién se hallaba con el ceño fruncido por la conversación que estaban teniendo.

Confesaba que él deseaba que tuvieran un bebé juntos, un hermanito o hermanita para Yenna pero la joven se hallaba recia a aquello.

Y eso le preocupaba.

Desde que habían empezado a salir y le presentará a Yenna tuvo miedo que la alfa rechazará a la bebé o, peor aún, intentará asesinar a su cachorra como hacían los alfas cuando su pareja tenía hijos con sus anteriores parejas.

En cambio, la fémina se había mostrado indiferente al asunto, nunca había hecho nada en contra de la menor, había temido inicialmente dejarlas solas pero Yenna se mostraba cómoda con la alfa y él se sentía aliviado de verlas convivir tranquilamente, aunque en ocasiones ella salía del departamento cuándo Yenna empezaba a hacer rabietas y no volvía hasta tiempo después (ella había dicho que odiaba los ruidos fuertes y prefería salir un momento para evitar una rabieta de su parte).

— Ella podría tener un hermano — Trató de convencerla, no quería que pensará que no quería hijos con ella o que sólo deseaba quedarse con la bebé que había tenido con Heather.

Sabía que el tema de Heather para ella era tabú, lo entendió cuando las comparó en una ocasión sobre qué la omega hubiera tenido más instinto maternal en su cachorra que la misma alfa, ese día vio en esos ojos tranquilos (y en ocasiones burlones) el dolor, casi terminaron su relación ese día a causa de ese conflicto pero lograron conciliarse pero debió dejar de hablar de Heather enfrente de ella para evitar otra discusión entre ambos.

Aunque a veces, de forma inconsciente, llegaba a comparar las actitudes de ambas.

— ¿Sabes qué?, esto me está cansando — Le interrumpió sus pensamientos la alfa, levantándose de la cama — Llámame cuando hayas aceptado mi decisión de no tener hijos.

— Espera... — Trató de llamarla pero la alfa salió de la habitación cerrando la puerta con fuerza.

Apretó sus nudillos.

No supo cuánto tiempo estuvo en la habitación hasta que notó que no había ruido alguno en el departamento.

Yenna.

Salió de la habitación y buscó a la bebé pero esta no se hallaba en ninguna parte, olfateo el departamento pero el olor de la alfa y de su bebé se había ido.

Sintió su piel palidecer.

Ella la tenía y temía que ocurriera algo con ella molesta.

No, ella jamás le haría algo a la cachorra.

¿Cierto?

(...)

— Estoy harta, no puedo entender cuál es su problema de insistir con otro bebé — Siseo molesta pateando una piedrita.

— ¿Por qué es un idiota?, yo estaría de acuerdo en no tener más hijos, los niños sin hogar han aumentado con los años y es más costoso tener un hijo en comparativa con décadas pasadas antes de todos los problemas económicos que hay en el mundo — Espetó el alfa que le hacía compañía mientras veía su teléfono, indiferente de la rabieta que hacia ella — En tu caso le entregaría a la cachorra y cortaría lazos de inmediato, es una bandera roja lo veas por dónde lo veas — Admitió.

—Yenna es mi hija — Gruñó al alfa quien arqueó la ceja de forma burlona.

— No, ella es hija de Heather, recuérdalo — Puntualizó hasta que vio como la fémina mordía su labio, cierto, tema tabú, todavía recordaba como ella había llegado llorando a su departamento porque el idiota con el que salía le había comparado con su exnovia muerta — Pero Yenna te quiere a ti, has sido su mamá todo este tiempo, ¿verdad mocosa? — Trato de remediarlo, aunque había metido la pata.

— Helado — Habló Yenna jalandole de su pantalón a la alfa.

La fémina vio el camión de helados y suspiró antes de ayudar a la bebé a levantarse del suelo donde estaba jugando.

— ¿Quieres un helado?

— Chocolate, yo invitó — Habló el alfa entregándole un billete de cincuenta dólares, esperando con ello cambiar de tema.

— Idiota — Se quejó al verlo derrochar el dinero como si nada.

El alfa siquiera le contesto, rodó los ojos y caminó con la bebé hacia los helados.

— ¿Tú tampoco quieres un hermanito, Yenna?

Sabía que era tonto preguntarle a la bebé de cuatro años sobre ello pero está le sonrió mostrando sus dientecitos.

— Mami, limón.

Sonrió de lado.

Si, era una tonta por preguntarle aquello a una bebé.

— Si, bebé, te compraré uno de limón.

Pero la pequeña sabía cómo alegrarle su día.

(...)

Estaban comiendo tranquilamente su helado cuando oyó su teléfono, reviso quién era y suspiró.

Era Eli.

Contó hasta diez antes de decidirse a contestar la llamada.

— ¡¿Está Yenna contigo?!

— Hola, estoy muy bien, gracias por preguntar — Expresó con sarcasmo, se sentiría dolida de que sólo preguntara por la bebé sino fuera porque, en la vida y el corazón de Eli, siempre irían todos antes de ella, no era estúpida, sólo fingía serlo porque lo amaba

Aunque eso comenzaba a cansarle si debía confesar.

— Tengo a Yenna, fuimos por un helado al parque, la llevaré cuando acabemos — Explicó — Si sólo querías saber sobre ella, adiós.

Siquiera espero una contestación del varón y colgó su teléfono, suspiró cansada hasta que sintió como le tomaban del hombro.

— No sé cómo puedes aceptar esas migajas de amor de parte de ese idiota — Confesó Gun, ella le sonrió de manera forzada, intentado aparentar que aquello no le importaba en lo más mínimo.

Porque si le importaba.

— Porque, a pesar de todo, lo amo y también amo a Yenna, así como ella me ama a mi, ¿verdad, bebé?

La bebé de cabellos marrones dejó de comer su helado y le sonrió mostrando sus hoyuelos.

— Si, mami.

Gun no lo diría, pero deseaba volver a darle una paliza a ese mocoso que sólo hacía mal en la vida de la alfa, pero sabía que ella no le perdonaría si le hacían algo al alfa.

Estaba tan tontamente enamorada y adoraba a la niña que parecía que no le importaba nada más.

— Vamos, te llevaré a tu departamento — Avisó levantándose de la banca, la contraria cargó a la bebé y le siguió el paso en silencio.

Si él fuera ese estúpido alfa...

Él le habría puesto siempre en primer lugar.

31 días de OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora