Luffy x lectora | ❝¿Acaso existe algo más valioso que tus sueños?❞
Nuestra palabra y nuestros actos nos acaban definiendo como personas. La voz es lo único que nadie puede quitarnos, pero la perdemos poco a poco cuando hacemos promesas que sabemos q...
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—Las cosas por fin se ponen interesantes.
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—¿Qué? —susurré atónica.
—Que eres mi novia —sonrió.
—¿Ella no era novia de él? —señalaron a Sanji.
Mire a todos lados, los cocineros estaban murmurando mientras nos divisaban.
—¡Idiota! —Sanji se acercó y empezó a golpear a Luffy.
—Este no es el momento —los separé.
—Ella tiene razón, vinieron a cocinar, no a arreglar un problema amoroso —dijo la chica y refunfuñé.
¿Cómo se le ocurre decir que era su novia? Con solo nombrar que era su ayudante o aprendiz bastaba.
—Sí, Jessica-san.
Empezó a caminar y nosotros la seguimos, en una mesa había un montón de ingredientes, me cruce de brazos y la mire.
—Pueden usar cualquier ingrediente que quieran. Las reglas son sencillas. Hagan una cena para 100 personas, el ganador será determinado por los soldados que la coman.
—Genial ahora que vamos a hacer —murmure para mi misma, mire a Sanji de reojo —Al menos él está aquí.
—¡En realidad no lo entiendo, pero me estoy emocionando! —comento Luffy y yo solo rodé los ojos.
—Cuando estén listo —puso tres cuchillos en la mesa y los esparció.
Un hombre tocó una trompeta y los cocineros de Navarone empezaron a cocinar.
Contemple como lo hacían, si bien era impresionante como cocinaban rápido y al parecer bien, algo no me agradaba.
—Están desperdiciando mucha comida —susurré.
No era cocinera, pero yo utilizaba todo para cocinar, después de todo yo trabajaba para tener dinero y llevarme algo a la boca, y hasta recibir mi sueldo tenía que ingeniármelas para comer.
—Tienes razón ________-san —susurro Sanji —Desperdician mucho, solo están usando lo mejor de cada ingrediente.
—¡Listo! ¡Para 100 personas! —gritaron los cocineros dejando ver todos los platos que hicieron.
—¿Qué tal?
—¡Increíble! —grito Luffy acercándose un poco —¡¿Ya terminaron?! ¡Se ve delicioso! —estiro su mano.
—¡No lo toques! —Jessica lo saco con un manotazo.
—¡Por supuesto! ¡Nosotros preparamos comida para 1000 personas cada día! —dijo un cocinero con orgullo.
