Luffy x lectora | ❝¿Acaso existe algo más valioso que tus sueños?❞
Nuestra palabra y nuestros actos nos acaban definiendo como personas. La voz es lo único que nadie puede quitarnos, pero la perdemos poco a poco cuando hacemos promesas que sabemos q...
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—Los marinos ya están aquí... Mugiwara-ya.
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—¡Maldición! —gruñí mirando a todos los esclavos que había en esta tienda.
Como dijo Pappug, era muy probable que un grupo de traficantes de esclavos la hayan secuestrado al ser una sirena. Si no me equivoco, las sirenas y gyojin eran codiciados en este mercado.
Salí de la tienda con un Zoro que miraba a todos lados por si la miraba en algún lugar.
Nos habíamos separado en grupos, Luffy se fue con Hachi y Pappug a buscarla en otro lado, mientras que Zoro y yo en otro.
Chopper y Brook se quedaron por sí por un milagro regresaba, entretanto llamaban a los demás y los ponían al tanto.
Mordí mi labio y miré a todos lado con angustia.
Si Camie terminaba siendo una esclava por el resto de su vida, será culpa nuestra. Y siendo sincera no podríamos estar con esa culpa.
—¿Por qué hay tantas malditas tiendas de esclavos?
—¿Dónde estará? Ya buscarnos en 3 tiendas —mencionó Zoro seriamente y negué —Esta isla me enferma.
—Lo sé, tiene un lado muy oscuro —sacudí mi cabello con cólera —Lo malo es que el Archipiélago es enorme —nos adentramos a otra tienda —Oiga, señor, ¿no hay una sirena aquí? —pregunté rápidamente y el señor se giró mirándonos a ambos extrañado.
—¿Una sirena? Oigan. Si han venido a bromear, mejor váyanse.
—Nuestra amiga fue capturada —fruncí el ceño —Eso no es una broma, así que dígame la verdad ¿Seguro que nadie vino aquí a vender una sirena?
—Si sabes algo, dínoslo —formuló Zoro colocando una mano encina de sus espadas.
—No se nada —Zoro se acercó con el ceño fruncido —De todas formas, sería más seguro para ustedes no meterse en cosas como esa.
—¡¿Estás seguro de que nadie ha venido a venderte una sirena?! —pregunto agarrándolo de la camisa bruscamente y levantándolo un poco del suelo, me aleje para ver los esclavos que tenía.
Sentía algo de pena por ellos, pero por ahora solo me interesaba Camie.
—¡Estoy seguro! —chilló apretando los dientes por el miedo —¡Hoy no ha venido nadie!
—¿Encontraste algo, ________? —pregunto Zoro y regresé viendo como lo soltaba y dejaba en el suelo de golpe.
—No, no está —negué —Oye viejo — miré al señor —¿Seguro que no hay más?
