Pete se encontraba frente al espejo sobre la cómoda en su habitación, la ropa que vestía le sentía pesada. Aflojó él cuello de sus prendas y al abrirlo sus ojos cayeron sobre el collar que aun guardaba. El collar que le había regalado Kinn en uno de sus encuentros.
Han pasado varias semanas después de haber aceptado la propuesta de Vegas y ahora ni siquiera puede llorar, ya no hay lágrimas, no hay nada. Pero el collar le recordó a la promesa de una vida juntos.
Kinn y él tenían planes, vivirían en una pequeña villa que era propiedad de Kinn y serían felices con sus hijos. Claro esta que eso jamás sería posible, ahora esta comprometido con un alfa que apenas conocía, se había visto obligado a aceptar emparejarse al lider de la manada del este y no sabia donde viviría.
Vegas había dicho que tenía su casa en la propiedad de la manada al este de la colonia y que se quedarían por un tiempo ahí antes de volver a la colonia, ya que debía poner algunas cosas en orden antes de establecerse.
Por un lado estaba resentido con su madre por obligarlo a casarse, por otro lado quería irse lejos de ella por la misma razón. Vegas parecia ser un buen hombre, era cariñoso y amable, siempre sus encuentros eran tranquilos, cada vez que venia a visitarlo hablaba de su manada y su único amigo de confianza.
¿Se sentiría aliviado al estar lejos de su familia manipuladora? Solo habían sacado provecho de un malentendido. Pero Vegas también había estado de acuerdo, así que parte de su resentimiento era con él. No se esforzó por aclarar nada.
- ¿Estás listo? - su madre entró a su habitación, iba vestida como una reina, con razón si Vegas pagó cada detalle de esta boda, desde sus vestidos hasta las flores.
- Mamá ¿Puedes reconsiderar esta farsa por favor? - Pete decidió rogar por última vez.
- A un día de la la boda ¿Quieres echar todo a perder? No se te ocurra pedirme eso. - su madre era inflexible y se había vuelto fría con él.
- Pero mamá, jamás te he pedido nada, solo ayudame a salir de esto, cancela la boda por favor, te lo suplico, estoy desesperado. - Pete pensó que ya no habrían lágrimas, pero ahí estaban rodando por sus mejillas.
- No entiendo porque tanto drama, te casas con el alfa de la manada, te emparejaras con el alfa mas codiciado de todos, el líder, además de rico, es amable al ofrecer pagar por todo. -
- ¿Es lo único que te preocupa? ¿El dinero? mamá no lo amo y no seré feliz en este matrimonio. -
- Tendrás que esforzarte, por supuesto que me preocupa nuestra situación económica, siempre has vivido como un príncipe mimado, no sabes lo que es pasar calamidad, abtenerse de muchas cosas. Ahora tu futuro y el de nuestra familia está segurado. - su madre se paseaba por su habitación tratando de razonar con él, pero Pete no queria escuchar, quería ser libre.
- Pero mamá, se toma muchas libertades conmigo y eso me incomoda... -
- No me vengas con que eres casto, después de que te veías a escondidas con ese soldado y luego de esa noche... -
- ¡Por Dios! ¡¿Cuántas veces debo jurar que no paso nada?! -
- No tiene importancia ya, mañana es el día de la boda y ahora tenemos una fiesta de compromiso, así que arreglate, pinta una sonrisa en tu cara y te veo abajo en quince minutos. Los invitados esperan. -
La madre de Pete no entendia razones, no prestaba atención a las suplicas y nisiquiera notó las lágrimas que ahora se desvanecían.
"Pinta una sonrisa" ojalá fuera tan fácil. Pete no tenía más remedio que salir al mundo exterior y casarse con un hombre que no quería. Vegas era amable, eso no lo discutía, pero sus brazos no eran los de Kinn, extrañaba a Kinn "¿Por qué me engañaste?" se preguntaba y mientras el reloj marcaba las cinco de la tarde, su corazón palpitaba de temor a lo desconocido. Mañana sería un día que jamás olvidaría.
***
A la mañana siguiente todo pasó en una bruma, Pete no supo en que momento todo había terminado, no se dio cuenta cuando pronunció las palabras que lo unirían a Vegas, solo sabía que ahora estaban en la casa de su padre por última vez en una fiesta que no le emocionaba, con personas que a lo mejor podían notar su falsa sonrisa.Al otro lado del salón pudo notar a Tay quien estaba nervioso, Pete se acercó a su amigo y este al verlo quiso huir, pero Pete quería saber que le pasaba.
- Pete es una alegría que ahora estés emparejado, no sabes la emoción que me causa verte así... Eh... -
- Tay ¿Ocurre algo? ¿Por qué actúas así? ¿Es por Time? - Cuando su amigo que ya estaba emparejado empezó a titubiar, supo que algo le pasaba, quizá era algún problema de su pareja.
- No... No es nada... Yo... -
- Tay, sabes que puedes decirme lo que sea... -
- Es que sinceramente no se si decirte esto... Es muy... Delicado... - su amigo de toda la vida tenía una apariencia muy linda, con su pelo blanco y aspecto femenino, era precioso, pero a veces resultaba frustrante porque era muy indeciso.
- Dímelo o me resentiré contigo. -
- Esta bien, te juro que casi me da un infarto cuando recibí esta carta y el miedo a que Time la descubriera, se que usabas mi dirección para intercambiar cartas con una sola persona... - Pete se puso pálido, solo había una persona que enviaría una carta a esa dirección a su nombre.
- No quiero saber nada. - Pensó que de volver a saber de Kinn correría a sus brazos por una explicación, pero es por él que ahora está en esta situación. Si, estaba muy resentido con él.
- Escucha, puede que estés muy enojado, pero la carta dice que si no vas hoy a las tres en punto al lugar de siempre, entrará por esa puerta y sabrá Dios que lío se te va a armar por eso. - Tay le dio la carta y Pete la leyó lejos de ojos indiscretos, en efecto eso decía la carta.
Pete vio el gran reloj en la pared y faltaban diez minutos para la hora indicada ¿Que hacer? Si Kinn entrara por esa puerta... No, tenía que ir a verlo, al menos debía reclamarle por mentirle y usarlo de esa forma tan vil.
Hizo lo que pudo para escabullirse y salir al patio trasero donde estaba el quiosco que usaban para verse a escondidas.
Al llegar pudo ver la figura de Kinn de espaldas, llevaba un bastón y sus pasos se detuvieron cuando se giró en su dirección y pudo ver moretones en su rostro y su mano izquierda vendada.
- Pete...
- Kinn... - su respiración se cortó y lo primero que hizo fue despegar sus pies del suelo, avanzó hacia quien creía era el amor de su vida, elevó su mano derecha al cielo y le dejó ir una cachetada llevando con ella todo su resentimiento, todo su odio.
ESTÁS LEYENDO
BODAS DE ODIO
FanfictionPete es la perla de la manada, como omega de alto nivel tiene un deber que cumplir, pero su corazón ya pertenece a alguien más. Vegas el alfa de la manada a puesto su mirada en un dulce omega y desde la primera vez que lo vio ayudando a un niño en...