El extraño. [Especial KP]

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Era un día normal para Porsche, trabajar en el campo era lo que mas amaba y después de la muerte de sus padres tuvo que hacerse cargo de su pequeño hermano y la hacienda de su familia.

Chay era un niño inocente y Porsche tuvo que tomar el mando desde hace varios años, sus padres habían sido maravillosos, los mejores padres hasta que el anterior alfa se había encaprichado con su madre e inventó una traición que jamás existió, sus padres fueron ejecutados y la única persona que había sido su constante apoyo había sido Vegas.

Después de tomar el mando como líder, Vegas le devolvió todo lo que había sido de su familia, le estaría eternamente agradecido por eso. Chay ahora era un adolescente omega muy inocente e hiperactivo. Siempre traía una sonrisa en la cara, lo que hacía que los alfas lo mal interpretaran. Así que debía vigilar por su hermanito.

La carreta que había tomado para dar una ronda de rutina por el campo vigilando los caballos, necesitaba arreglos, pero a él le gustaba y su caballo favorito siempre le acompañaba, esta vez jalando la carreta. Amaba montar a Yai, pero esta vez salió en la carreta por si había que llevar alguna carga.

El sol estaba radiante, había pedido unas semanas a Vegas para ver a su hermano y encontró que necesitaba arreglar algunas cosas de la hacienda. La semana pasada habían encontrado al omega que Vegas cortejaba en serios problemas, había entrado en celo en plena calle. Por suerte él siempre andaba supresores consigo.

El secreto mejor guardado de su familia es que su hijo mayor aparentaba ser un beta, pero en realidad era un omega. Su madre le hizo jurar que no le diría a nadie. Así no podrían emparejarlo si su consentimiento, es por eso que siempre cargaba una inyección de supresores por si le sorprendía el celo. Eso le recordaba que necesita recargar mas inyecciones para cuando volviera con Vegas.

Pronto su amigo se casaría y debía asistir a su boda.

Lejos de sus pensamientos se acercó al río que cruzaba la propiedad para que Yai pudiera pastar y tomar agua. Un ruido cerca de la rivera del río le llamó la atención. Los arbustos eran espesos y podría ser un jabalí, lo que asustaría a Yai y huiría dejándolo solo con la carreta.

Se acercó hacia el ruido lo más silencioso posible, detrás de los arbustos lo que encontró lo sorprendió más que su hubiera sido un animal salvaje.

Era el cuerpo de un hombre, estaba muy mal herido, tenía una pierna en un posición horrible y al acercarse su cara estaba casi desfigurada. Posiblemente era un cadáver. Aunque no olía a descomposición.

Cogió una rama y pinchó el cuerpo, no respondía. Si era un cadaver que los bandidos habían dejado en su propiedad estaría furioso. 

Volvió a pinchar el cuerpo y esta vez espero dos segundos, el sonido de una leve tos lo hizo acercarse al cuerpo y fue cuando notó señales de tortura.

- ¡Rayos! - una mano sostuvo la suya y casi le da un infarto.

- ¿Quien te odia tanto para hacerte esto y dejarte tirado en un río como un cadáver? - se sentó en cuclillas y retiró algo de cabello del rostro del "cadáver" y con los dedos trató de localizar algo de respiración.

¡Estaba respirando! - Uff que alivio, creí que tendría que hacerte una tumba, no podría dejar que te coman los animales salvajes. -

Hizo lo que pudo para subirlo a la carreta y lo llevó a su casa. Entro por la parte de atrás. - ¡Chay! - gritó a su hermano.

- ¿Que pasa Phi? - Chay entró corriendo y vio el "cadáver" que Porsche llevaba a cuestas. Sus ojos se abrieron asustados.

- Trae agua caliente y toallas. - le dijo a su hermano mientras ponía el cuerpo en el suelo de la sala de estar.

- ¿Quien es? - su hermano fue por lo que le dijo y al regresar traía toallas con sigo.

- No lo se, lo encontré en el río, seguramente lo dieron por muerto. -

- ¿Y si lo están buscando? ¿Y si es un rebelde? ¿Está vivo? - el orden de prioridades de su hermano siempre lo sorprendía.

- Está vivo, aún respira débilmente. Tendremos que arriesgarnos a que no sea un rebelde. De todas maneras no podía dejarlo tirado. -

- Cierto. - Porsche limpiaba con las toallas el rostro del hombre inconsciente, estaba muy magullado. Seguramente tendría una pierna rota.

Después de que Chay trajera el agua caliente, entre ambos limpiaron al desconocido, vendaron sus heridas más visibles, también pusieron unas tablillas en su pierna. Hasta que el médico lo viera no sabrían si esta rota o no, solo se veía muy hinchada.

Después de hacer todo lo posible, lo llevaron entre ambos a una habitación, lo depositaron en una cama, justo cuando estaba por irse una mano lo sostuvo. - Agua...- rogaba con voz ronca.

Chay fue por agua y se la dio a Porsche. Con la ayuda de ambos pudieron darle de tomar. Y el desconocido volvió a dormir.

Fueron por el medico del pueblo y le ayudaron a tratar sus heridas. El doctor dijo que era un milagro que estuviera vivo aún. Que si superaba la fiebre esta noche posiblemente sobreviviría.

Porsche pasó la noche en vela, la habitación donde estaban era la suya. Envió a Chay a dormir. Vigiló al individuo toda la noche y de vez en cuando lo limpiaba o le daba a beber agua.

A la mañana siguiente ya no tenía fiebre, pero seguía inconsciente. Así pasó una semana cuidando del desconocido y con la ayuda de su hermano también cuidaban la hacienda. El doctor era muy discreto, así que sabía que nadie se enteraría que había un extraño malherido en su casa.

Dos semanas y las heridas empezaban a sanar. De vez en cuando en medio de la noche el desconocido murmuraba con voz apenas audible. Era difícil saber que quería decir.

A la tercera semana ya había recobrado la conciencia, pero las pesadillas que seguramente tenía debido a la tortura interrumpían su sueño. Porsche hacía lo posible porque su sueño fuera tranquilo. A veces se acostaba a su lado y acariciaba su pelo, o susurraba palabras de consuelo. Poco a poco su rostro iba recuperando su color y forma.

Se podía ver que era un hombre muy atractivo. Piel blanca y facciones muy marcadas, cejas tupidas y nariz recta. Cada día que pasaba se iba recuperando.

Superadas las tres semanas, el extraño abrió los ojos con confusión. Porsche entró a su habitación con una bandeja donde llevaba toallas y agua. Al ver que el desconocido había abierto los ojos corrió dejando todo en una mesita y se acercó a la cama.

Se sentó a la par del extraño y justo cuando iba a poner su mano en su frente para medir su temperatura, el extraño lo detuvo. - ¿Quién eres? - lo alejó de un manotazo y con la otra mano agarró su cuello, Porsche debía reconocer que a pesar de estar herido, tenía mucha fuerza y le estaba constando trabajo soltarse.

- Sueltame... Yo... - Porsche luchaba por soltarse y apenas respiraba.

- ¡Suelta a mi hermano! - en ese momento Chay entró a la habitación y gritó al extraño.

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Este y el otro capítulo será de esta pareja para que entiendan el motivo de la desaparición de Kinn.

Pues verán amo a todas las parejas y ships así que verán al menos un especial de cada una.

Diganme ¿de quién quieren el siguiente especial cuando termine esta?. Los leo 👀

Saludos ☺

BODAS DE ODIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora