La pelea. 🔥

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- ¡Tu! - Pete apuntó hacia Tawan y se dirigía hacia él cuando Vegas olvidando su desnudez se interpuso.

El dolor y la traición se vio reflejada en el rostro de su amado esposo, Vegas sabía que Pete lo iba a malinterpretar, pero debía detener a su esposo de hacer algo drástico, como matar a Tawan.

- ¿Todavía lo defiendes? O ¿Acaso tu y él...? - Vegas podía ver el esfuerzo que Pete hacía por detener las lágrimas.

- Bien entonces quédate con él. - Pete salió del baño hecho una fiera y Tawan aprovechó la oportunidad.

- Vegas... -

- ¡Basta! No te atrevas a hablar. Vete. - Observaba a Tawan y sabía que no queria irse, conocía las intensiones del chico desde hace tiempo, pero siempre le pareció inofensivo hasta ahora.

- Pero... -

- ¡Que te vayas! - le gritó. - Mas te vale que no te atrevas a provocar a Pete o yo mismo me encargaré de ti. - Vegas le advirtió a Tawan con una voz asesina. Salió del baño tomando una toalla para ponerla alrededor de su cintura.

Encontró a Pete en su habitación poniendo ropa en una maleta. - ¿Qué se supone que haces? -

- Me voy, no voy a quedarme en la misma casa que tu amante. - Pete estaba realmente furioso, pero Vegas sabía que se estaba conteniendo.

- Pete no digas tonterías. - Tomó la maleta de Pete de la cama y la puso en el suelo volcando toda la ropa que había dentro.

- ¿Tonterías? ¿Es una tontería lo que vi en el baño? Basta Vegas, te dije sobre ese omega y no me creíste ¡regaló a mis cachorros! -

- Vaya orden de prioridades la tuya. - Pete derramó lágrimas pero no hacía ruidos.

- ¿Que? ¿Quieres que diga lo que vi? Lo vi sobre ti, te tocaba y ¡estás desnudo! No lo soporto, y así lo defiendes. - Pete fue a agarrar nuevamente su ropa, pero Vegas lo detuvo.

- ¡Sueltame! - Vegas lo tiró sobre la cama y se sentó sobre él a horcajadas, agarró ambas manos de Pete sobre su cabeza. - Escucha de una vez, no me interesa nadie más que tu, eres mi vida y si al principio lo dejé fue porqur pensé que eras tu. Te amo Pete, jamás te sería desleal ¡jamás seré como mi padre! - Vegas gritó esto último y besó a Pete, al principio se resistía, pero Vegas sostuvo su barbilla con su mano e invadió con su lengua. La saliva recorría su garganta fuera de sus labios.

Pete estaba enojado y los celos lo estaban cegando, Vegas quería hacerlo entender que no existía nadie mas para él.

- Basta Vegas, si de verdad me amas y no hay nadie mas importante que yo, entonces porque no me dejas ponerlo en su lugar. Ya son dos veces que me ofende y dos veces que lo defiendes. -

- No voy a dejar que lo mates. -

- Tampoco es que no se lo merezca. -

- Pete... -

- ¡Basta! Escoge o se va él o me voy yo. - Vegas salió de la cama dejando libre a Pete, fue a ponerse unos pantalones y por el rabillo del ojo vio a Pete escabullirse a toda velocidad.

- ¿A dónde vas? - logró tomarlo del brazo.

- ¿Tanto te cuesta decidir? -

- No es eso, es que... - justo cuando Vegas iba a terminar esa frase la puerta de la habitación se abrió y Tawan entró como si fuera el dueño del lugar.

- ¿Quien te dejó entrar? ¡Sal! ¡Esta es mi habitación! - Pete esta vez estaba fuera de si y caminó hacia Tawan, Vegas no pudo detenerlo a tiempo.

- Vegas tu esposo me esta lastimando. - suplicó Tawan, Vegas solo pudo seguir a Pete quien llevaba arrastras a Tawan por todo el pasillo.

- ¡Eso! Soy su esposo y tu solo eres un omega atrevido que se cree con derechos en esta casa ¿Sabes lo que les pasa a los omegas que son encontrados en adulterio? - Pete estaba decidido a arrastrar a Tawan por toda la casa.

- ¿Vas a dejar que me trate así? - Nuevamente suplicaba Tawan a Vegas.

Pete lanzó a Tawan al centro de la sala, el escándalo hizo que todos salieran a ver, Pete estaba decidido a humillar a Tawan.

- ¡No te atrevas a hablarle! - Pete gritaba y Vegas ya no podía hacer nada, jamás había visto a su esposo tan furioso.

- Y tu, decide; es él o yo. - Vegas ya había decidido desde antes de todo este embrollo, pero ver a Pete así era excitante, Dios o lo que sea, lo amaba incluso cuando en su mirada se reflejara una furia intensa. Sus ojos eran unas dagas y solamente intervendría si Pete hacía algo drástico.

- Pete calmate... -

- No me pidas que me calme, ¡estaba tratando de seducirte en mis narices! -

- Vegas no tengo a donde ir... - suplicaba Tawan.

- ¡No me importa! - gritó Pete.

- Tawan... Lo siento, tendrás que quedarte en uno de los refugios, si Pete te quiere fuera, así será. - Vegas solo pudo decir, las cosas habían escalado demasiado y los empleados, miembros de la manada observaban todo.

- No Vegas no pueden echarme... -

- ¡Debiste pensarlo antes de meterte con mi hombre! - todos escucharon ese grito de posesividad de Pete, eso definitivamente excitó a Vegas, ya se encargaría de Pete más tarde.

- ¡Todos fuera! - gritó Vegas y todos se dispersaron. - Arm lleva a Tawan por sus cosas y que vaya a uno de los refugios. Tú vienes conmigo. - Tomó a Pete del brazo y lo llevó a su habitación.

- Vegas ¡Sueltame! ¿Que haces? Estoy muy enojado. - Pete despotricaba en todo el camino.

- Y eso es lo que me tiene hirviendo la sangre, no puedo creer el escándalo que armaste frente a todos, esto no se va a quedar así. Vienes conmigo. - Vegas Cerró la puerta de la habitación y lanzó a Pete contra la puerta.

Presionó su cuerpo junto al de su esposo. - No tienes idea de lo mucho que me excita verte así... -

El miembro duro de Vegas rozoba la cadera de Pete, las manos de su esposo se posaron en su pecho desnudo. - No me provoques Vegas... - dijo Pete, su mirada oscura estaba haciendo estragos en el libido de Vegas.

- ¿O que...? - Vegas presionó aún más sus miembros juntos.

La mirada de Pete se intensificó y sus manos recorrieron su cuello hasta su espalda en un abrazo, las uñas de Pete lo arañaron y solo eso bastó para chocar sus bocas juntas. Vegas rompió sus ropas y desnudó a Pete hasta dejar espacio libre entre sus cuerpos, la humedad de Pete lo llamaba cuando poso sus dedos en su entrada. - Esto va a ser rápido e intenso, más vale que estés listo. -

Ni terminó de decir eso cuando entró en Pete de una sola estocada, su esposo enredó sus piernas al rededor de su cintura y Vegas entraba y salía a una velicidad vertiginosa. El impacto de sus embestidas tenía a Pete jadeando por aire.

Las venas de su cuello eran visibles y su vista se volvió roja, Vegas quería morder. Sus colmillos picaba por probar la carne y sangre de su amado esposo, pero debía mantener ese gramo de cordura. Aún no era el momento.

Pete levantó la cabeza debido a los empujes de Vegas y se corrió una vez sobre sus cuerpos, la segunda vez solo bastaron tres empujes y Vegas se anudó, ahí mismo, sobre la puerta de su habitación, amaba a Pete por sobre todas las cosas, jamás había experimentado esta intensidad, Pete era su mundo entero y mataría o moriria por él.

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No puedo con estos dos. Esperen sorpresas. ☺☺

Esta historia se me está haciendo larga, van 38 capítulos, pero aún hay más que contar.

Gracias por leer. Disfruto sus comentarios.

BODAS DE ODIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora