La Promesa.

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- ¿Son muchos los omegas refugiados? -

- Lamentablemente cada día aparecen mas pidiendo ayuda, no podemos ignorarlos. -

Vegas caminaba con el nuevo administrador, Porsche daba muy buenas referencias de él, su amigo había decidido quedarse en su casa y ponerse al día con Big y Pol, aquí estaba él, con un tipo que tenía el porte de un militar, pero era misterioso y daba respuestas muy concisas.

- ¿A parte de ser militar tiene experiencia en este tipo de trabajo? -

- Por supuesto, mi familia atendía negocios antes de la guerra, yo les ayudaba. -

- Un refugio no es lo mismo que una hacienda o un negocio familiar. Necesitamos que se haga guardia y se este pendiente se las necesidades de todos, cuando los omegas estén listos pueden salir al mundo y cuidarse por su cuenta, este lugar debe mantenerse en secreto para que los rebeldes no piensen que son presa fácil. -

- Comprendo señor, es una excelente labor la que hace aquí, dar refugio y ayudar a tantas personas que lo necesitan, escuché que a parte de esto también ayuda a la comunidad y a la manada, es usted muy generoso. -

- Es mi trabajo, él anterior líder los tenía sometidos y cuando llegue al poder juré que no sería como él. - Vegas encontraba recorfontante hablar con este hombre, entendía porque Porsche hablaba muy bien de él.

Todo quedó arreglado y lo invitó a comer a su casa, quería presentarlo como alguien con autoridad para manejar el refugio y en su manada todos siempre comían juntos.

- ¿Confías en él? - preguntó Vegas a Porsche esa misma tarde.

- Es la tercera vez que me preguntas eso ¿confías en mi? -

- Y en ninguna has respondido. - dijo Vegas a su amigo.

- Vegas, te debo la vida y jamás haría algo para traicionarte. - la mirada de Porsche ocultaba algo y Vegas lo sabía.

- Estas enamorado de él. - fue mas una afirmación que una pregunta, Porsche escupió lo que bebía y tosía como si se ahogara.

- Pero... ¿que..? -

- Tranquilo. - Vegas palmeaba la espalda de su amigo.

- No es posible entre él y yo. - dijo Porsche después de recuperarse.

- ¿Por qué? Nunca he visto que te rindas. - sonrió Vegas.

- Maldito ¡je! Tampoco me rendiría, pero el ya ama a alguien más. - Porsche terminó el resto de su bebida.

- Porsche... -

- No te preocupes, conozco mis límites y hablando de eso ¿Como va tu vida de casado? - el cambio de tema le venía bien.

- Todo normal. - Evadió el tema.

- Voy a creerte, la última vez que te vi estabas furioso y esta tarde cuando llegamos ustedes dos parecían compartir algún secreto romántico o algo, me dio envidia. - Porsche sonrió.

- Idiota, al principio todo fue mal y creo que debo aclarar algunas cosas con Pete, ahora no se donde estoy en esta relación. -

- Pues aclara todo pronto. - eso fue más una advertencia de parte de su amigo, lo que dejo a Vegas pensando.

Subió a su habitación y encontró a Pete junto a la ventana preparando para tomar un baño, su piel blanca y tersa le hizo agua la boca. - Puedo unirme si quieres. - le dijo cerrando la puerta.

- ¡Vegas! Me asustaste. -

- ¿Quién más podría entrar a nuestra habitación y tener el privilegio de verte así? Dime para matarlo. - Vegas se acercó a Pete.

BODAS DE ODIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora