Pete dobló hacía la izquierda, adentrando el auto en los territorios de la escuela de su hijo, se estacionó frente a la entrada viendo a los niños despedirse de sus padres y entrar al gran edificio.
- ¿Trajiste tu almuerzo? - Pete preguntó mirando a su bebé sentado en el asiento trasero. No quería que creciera, pero bueno, así era la vida.
- Si, papá - Murmuró el niño mientras rodaba los ojos. Pete suspiró.
- Bien, uh, ¿Quieres que venga por ti a la salida? - Phayu negó inmediatamente, y en los labios de Pete se dibujó una mueca.
Estaba casi seguro de que acababa de iniciar la etapa del nido vacio. Ahora entendía a su madre.
- No te pongas así, papá - Phayu le dijo a su padre al ver la leve mueca - No es la gran cosa, solo me iré caminando con mis amigos, seguiré llegando a casa, no es como si me fuera a ir para siempre - Pete sonrió y suspiró
- Bien, pero ten cuidado y cualquier cosa me llamas - Phayu sonrió y suspiró
- Bien, pero ten cuidado y cualquier cosa me llamas - Phayu tomó su mochila y asintió.
- Adios papá - Pete vio como su hijo bajó del coche.
El castaño bajó la ventana del asiento del copiloto
- ¡Te quiero! - Phayu se sonrojó y le dio una mirada abochornada a su padre.
- Papá - Siseó entre dientes - Yo también, ahora adiós - Le dijo rápidamente y Pete suspiró, subiendo nuevamente la ventana, se acomodo en su lugar y arrancó saliendo de la escuela.
Sentía cierta nostalgia al ver a su pequeño crecer, parecía tan solo ayer que era aquel niño al que tenía correteando por la casa, al que le leía cuentos porque sin ellos no se dormía y del cual constantemente recibía un "te quiero, papá", ya sea escrito, en un dibujo todo lleno de rayones y con letra que no se podía casi leer o cuando simplemente llegaba y dándole un abrazo se lo decía para luego quedarse entre sus brazos hasta dormirse. Tenía que admitir que extrañaba demasiado aquellos días.
Por su mente pasó aquel otro pequeño, se cuestionaba cada día como estaría, si acaso el también sería igual de refunfuñón que Phayu, si le gustaría ir a la escuela o lo odiaría, si hacía algún deporte o no.
Movió levemente su cabeza, tratando de concentrarse únicamente en el camino frente a él, no necesitaba tener un accidente.
Debía dejarlo ir, estaría bien, al fin y al cabo, estaba en manos de su otro padre, y él estaba seguro de que él se encargaría de cuidar y proteger a su otro bebé.
Doblando nuevamente, aceleró aprendiendo el camino a casa.
(...)
Vegas tomó apresuradamente su maletín el cual estaba en el sofá.
- ¡Venice por favor! ¡Ya vamos tarde y es tu primer día! - Gritó desde la planta baja el moreno, tratando de que su hijo dejara de lado sus berrinches y cooperara.
Llegarían tarde el primer día de escuela y trabajo. Perfecto.
- Esto no hubiera pasado si no se te hubiera olvidado poner la alarma - Se quejó el niño, mientras tomaba su mochila. Tenía sueño.
- Lo sé y lo siento. Pero fácilmente pudiste vestirte rápidamente y no tardar media hora - Le dijo al moreno mientras cerraba la puerta de la casa y caminaba hacia el auto.
Venice no respondió y frotó uno de sus ojos con la mano derecha empuñada.
Venice subió al asiento trasero y abrochó su cinturón de seguridad.
- Tengo hambre - Vegas suspiró mientras aceleraba, de milagro llegarían relativamente temprano, teniendo en cuenta de que ya llevaban cinco minutos de retraso.
- Te metí un sándwich en tu mochila y una manzana, trata de que dure todo el día - Venice asintió y se acurrucó contra el asiento.
Vegas negó levemente divertido. Volviendo a centrar su vista en el camino, siguió las indicaciones para llegar a la nueva escuela de su hijo.
(...)
- Vendré por ti a la salida, cuando te aprendas bien el camino a casa te dejaré ir solo - Venice asintió mientras caminaba por los pasillos de la escuela junto a su padre - Te suplico que no te metas en líos en tu primer día.
- Si, si, ya me voy o llegaré más tarde - Le dijo deteniéndose frente a la puerta que correspondía a su salón.
- Te quiero, no vemos al reto - Le dijo y Venice asintió
- También te quiero - Murmuró antes de abrir la puerta del salón y adentrarse en este. Vegas suspiró y rápidamente se fue corriendo a su auto.
Aún debía llegar al trabajo.
(...)
- Uh, permiso - Murmuró el chico al entrar, la maestra miró de inmediato en su dirección y le sonrió.
- Debes ser el nuevo alumno, adelante, acomódate. Al final de la clase te podrás presentar con tus compañeros - Venice asintió y miró rápidamente la sala en busca de un asiento, había uno vacío junto a un chico que mantenía su cabeza gacha.
Caminó rápidamente hacia el lugar, tratando de ignorar las miradas curiosas que posaban sobre él al pasar. Quitando su mochila de su hombro, se dejó caer en el asiento.
- Hola. Soy Venice - Le dijo el chico, presentándose al que, al parecer, sería su compañero de banco.
Phayu se sobresaltó al escuchar una voz a su lado, se había distraído buscando un lápiz entre sus cosas que no había notado su presencia hasta ahora. Dejando lo que estaba haciendo.
- Hola, yo soy... - Las palabras del menor se vieron detenidas al ver a la persona frente a sus ojos. Era igual a él - Phayu... - Terminó la frase parpadeando totalmente confundido.
Ambos se quedaron mirando fijamente, recorriendo sus facciones minuciosamente. La curiosidad brillaba como dos gemas en sus ojos. Estaban más que sorprendidos.
- Pero... ¿Cómo? - Venice susurró totalmente sorprendido, Phayu abrió la boca para decir algo, pero se vio interrumpido por su maestra.
- ¡Bien, iniciaremos la clase, bienvenidos a este nuevo ciclo escolar! - Muchos refunfuñaron molestos, pero aun así todos comenzaron a sacar sus cuadernos y dejarlos sobre su mesa para comenzar a copiar lo que escribiese la maestra.
Ambos chicos se miraron una última vez, antes de prestar atención a su maestra.
Pero en la mente de ambos rondaba una pregunta.
¿Quién era el chico sentado a su lado?
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¿Qué os han parecido los primeros capítulos?
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Juego de Gemelos| VegasPete
FanficADAPTACIÓN Phayu y Venice descubren un secreto que involucra a sus padres.