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Phayu y Venice están listos para desayunar, bajan por las escaleras con empujones por ver quien llega primero al comedor. Ellos fueron levantados por Pete, así que saben que el desayuno ya esta preparando para ese momento.

- Buenos días chicos, el desayuno este servido - Pete les sonríe, está sujetando un sartén con huevo revuelto y una espátula.

Los gemelos se quedan quietos al mirar a su padre sumergido en una playera enorme y en un short pequeño. Nunca habían visto a Pete vestir eso, luce más tierno, como un padre más joven.

- ¿De donde sacaste eso? Papá Vegas nunca usaría ese short - Venice pregunta sin despegar la mirada en Pete.

- Es mío, lo usaba en mi juventud antes de embarazarme - Pete dice, sirviendo mas huevo, para Venice - Papá Vegas lo conservó para hacer cosas indebidas con él - el ríe y regresa a la cocina dejando a los chicos con las mejillas rojas.

Vegas entra justo para sentarse y empezar a comer, Phayu y Venice se le quedan viendo sin poder creer que su padre es un pervertido. Ellos sabian perfectamente que cosas indebidas eran, tenian doce y estaban empezando con los cambios hormonales y las cosas sexuales. Pero imaginar a Vegas haciendo ese tipo de cosas con papá Pete en la mente, era extraño.

- ¿Que? - pregunto Vegas al percatarse de las miradas de sus hijos.

- Nada - ambos dijeron y comenzaron a comer. Tratando de borrar el pensamiento de su padre haciendo cosas sucias.

Ew 

(...)

- ¿Trajeron sus almuerzos? - Pete les pregunto dándole una leve mirada de reojo a sus dos retoños.

Decir que estaba emocionado sería poco. Y todo por solo venir a dejar a los chicos a la escuela.

- Si, papá

- ¿Ya saben que hacer si se meten en problemas? - Ambos chicos asintieron con grandes sonrisas ante la pregunta del moreno.

- Culpar a alguien más y huir del lugar

- ¡Vegas! - Pete se quejó dándole un leve golpe en el brazo, haciendo reír al moreno - Tendremos una sería charla de que es bueno y malo, Vegas - Los gemelos rieron divertidos.

- A papá Vegas lo van a regañar - Venice se burló y Phayu rio a la vez que se quitaban el cinturón de seguridad.

Pete rio y negó divertido.

- Nunca mas les doy un consejo - Ambos menores rieron y tomando sus mochilas, salieron del auto

- Los quiero - Pete le dijo desde la ventana, ambos niños sonrieron

- Nosotros también papá Pete - Dijeron antes de irse prácticamente corriendo hacia el interior.

 El castaño se quedó mirando por la ventana como los niños iban entrando al recinto escolar. No pudo evitar sentir aquella cálida sensación expandirse por todo su pecho. Luego de doce años al fin había podido ver a sus dos hijos entrar juntos a la escuela.

Era un sueño tonto para algunos, pero para el como padre era uno de los más lindos que alguna vez tuvo. Y verlo hecho realidad, le hacía sentir una dicha eterna.

- ¿Pete? - El castaño miro al moreno cuando le llamo - ¿Estas bien? - Le preguntó con una sonrisa y una mirada suave

El castaño solo asintió y acomodándose en el asiento le sonrió el moreno

- Vamos

(...)

El reloj de su estudio marcaba las dos de la tarde, Pete se encontraba cómodamente sentado en la gran silla de escritorio, una pequeña sonrisa plasmada en sus labios y en su mano un lápiz el cual movía con agilidad creando así lo que sería la ropa de la próxima temporada.

Todo era paz, hasta que por su puerta entro Tay, sin aliento y con una gran sonrisa en su rostro.

- ¿Que ocurre, Tay? - Le pregunto con una leve sonrisa, el hombre soltó algo parecido a un chillido de emoción.

- Vegas vino a verte - Pete sintió sus mejillas arder. Dejando de lado lo que estaba haciendo, se dirigió hacia la primera planta donde el hombre le había indicado que Vegas le esperaba.

Sus ojos se abrieron de sorpresa y no pudo evitar morder su labio, no lo podía creer.

Frente a él estaba Vegas, vistiendo su elegante traje, con una hermosa sonrisa y en sus manos un enorme ramo de hermosas flores.

- ¿Qué crees que haces, Vegas? - le dijo mientras soltaba una adorable risita.

Todas las mujeres presentes, miraban enternecidas la escena.

- Vine a recordarte lo hermoso que eres y a invitarte a almorzar - Pete sonrió tontamente y se acerco al moreno.

Beso suavemente su mejilla y tomo las flores.

- Eres increíble - Le susurro mirando las flores en su manos - Ire a dejarlas en mi oficina y vamos ¿si? - El moreno asintió. Dándole una última sonrisa a Vegas, Pete se fue de vuelta a su estudio para ir por sus cosas y dejar el ramo.

Diez minutos después, ambos hombres salían del estudio de moda con grandes sonrisas y sus manos entrelazadas.

Habían sugerido ir a un restaurante pequeño pero elegante a dos cuadras del estudio, la hora de comida había pasado hace una hora y Pete no tuvo tiempo de despegarse de los nuevos diseños. Así que agradecía al moreno por robarlo de su oficina, tendría un gran vacío en el estomago al llegar a casa.

Al entrar al restaurante, Vegas pidió una mesa cerca de la ventana, Pete se sintió cómodo y tomo asiento a un lado de Vegas. El moreno aprovecho la cercanía para acariciar al castaño, le dio un beso en un hombro reluciendo sus profundos ojos que tanto hacían temblar a Pete.

Pete se inclino para darle el primer beso casto en los labios, sintiendo la cálida textura de los labios de Vegas. Vegas se volvió loco por eso y atrapó las mejillas de Pete y lo atrajo para devorar los labios esponjosos, esos que tuvo sin probar doce años y que fueron testigos de muchos sueños calientes.

Saboreo la dulce boca del castaño, lo húmedo y caliente que se sentía al poseerlo con su lengua, chocando dientes y mezclando saliva.

Un manjar sin duda.

Pete fue quien sintió la presencia de un incomodo mesero, tuvo que apartarse de la boca de Vegas pero este solo se deslizo hasta su oreja y luego bajo su mandíbula, chupando todo a su alcance.

- Vegas - trato de no gemir cuando el mismo comenzó a morder tan suave su piel. Sonrió risueño e intento empujar al mayor fuera de su cuello.

Las manos de Vegas se clavaron en espalda y cadera del hombre más pequeño, aferrándose en la tierna piel de su Pete.

- ¿Puedo tomar su orden? - el chico pareció apenado y Pete se avergonzó por las mejillas rojas del mesero, comprendiendo que estaban haciendo una escena muy comprometedora

- Y-yo, si. Vegas - Vegas soltó un gruñido y arrebato el menú que le extendia el empleado.

- Café cargado y un té helado de durazno, ahora largo - Pete negó con una sonrisa hacia su pareja, le plantó un besito en los labios para calmarlo.

- Sigues siendo un gruñón - Dijo Pete

- Solo cuando me interrumpen cuando estoy contigo - Vegas frunce más el ceño, pero logra borrarlo cuando Pete le tomo por la corbata y lo atrae para un beso nuevo.

- Celoso - susurró el castaño en los labios del otro quien no dudo en besarlo fogosamente. Pete no pudo evitar soltar un leve gemido - ¿No que íbamos ir lento? - Vegas sonrió sobre los labios del hombre y se alejó de estos.

- Después de esto, lo dudo - le dijo con un guiño antes de tomar el menú - Pero bueno ¿Qué quieres almorzar? - pregunto con una ladina sonrisa

Pete sintió sus mejillas arder y todo el menú. Ese hombre nunca cambiaría.

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Buenos dias chicas!!

100 comentarios y seguimos.


Juego de Gemelos| VegasPeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora