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La campana sonó dando el inicio del almuerzo, todos los niños salieron disparados hacia el comedor con estómagos hambrientos. Largas vacaciones habían hecho olvidar cuan fastidioso podría ser el inicio de clases, pero un par, en particular, no salieron. Venice y Phayu quedaron sentados en los pupitres en espera de un mal juego.

- ¡Eres igual a mí! - la histeria salió a flote cuando dijeron la misma frase

Phayu frunció el ceño sin comprender bien la situación, se puso de pie para rodear al niño. Acechándolo como una presa, no había duda, tenían el mismo tono de cabello y ojos, los detalles de sus rostros eran perfectos comenzando a asustarlos.

- ¿Por qué somos idénticos? - Venice gruñó ¿Qué clase de pregunta era esa?

- No sé. tal vez te copiaste de mí - Phayu alzó una ceja ante el sarcasmo del otro.

- No me copie, no seas tonto.

- Entonces no hagas preguntas como esa, es obvio que no sé la respuesta - sí, ambos tenían el mismo carácter, poca tolerancia.

Bueno, al menos no eran sentimentales como Pete.

- Vale, tal vez no me copie de ti, eres muy diferente a mí - Phayu lo señaló con el dedo, avanzando a Venice - Tienes un mal corte de cabello, tu piel es pálida y estas muy delgado ¿Acaso no comes?

Venice bufó ¿Acababa de insultarlo?

- Disculpa pero yo no tengo un mal corte, mi cabello creció y se riza, no acostumbro a salir al sol por lo cual estoy más pálido y bueno, no es mi culpa que tú estés gordo - Venice tomó su mochila y salió del salón, no iba a quedarse allí con ese niño mimado.

Venice se sentó sobre el césped cerca de la área de juegos para los más pequeños del instituto, vació su mochila de la cual cayeron un par de cuadernos y colores, su almuerzo y la manzana verde rodó sobre las libretas.

Sacó el sándwich de la envoltura e hizo una mueca al oler el atún con mayonesa. Vegas había olvidado que odia el atún, debió cambiar los almuerzos. Mordió la fruta cuando miró unos tenis negros, tan limpios y nuevos.

- ¿Qué quieres? - preguntó Venice limpiando el jugo de manzana que escurría por sus comisuras.

Phayu hizo una mueca de asco.

- Nada, solo vine a comer, es la hora del almuerzo - Phayu se puso frente al castaño, sacó su almuerzo de la mochila. Emparedado de pollo, fruta picada, yogurt de avena y jugo de naranja era el almuerzo que Pete le preparo. - ¿Qué?

Phayu rió, era su objetivo presumir su comida- Acercó los emparedados en triángulo y le ofreció uno a su gemelo.

- Toma uno, papá hace el mejor pollo - Venice no dudó, él no comería el sándwich de atún, aparte de detestarlo era alérgico.

Phayu y Venice comieron bajo la sombra de las nubes, dándose sonrisas gracias a Pete y su buen pollo. No volvieron a decir nada al respecto de su parentesco, solo hablaron de las vacaciones y el mal gusto que tenía Venice por su ropa.

Venice podría parecer un niño vago con pantalones desgastados y blusas holgadas por tantas lavadas, Vegas lo mantenía en lujos y buena vida llena de vídeo juegos y grandes pantallas. Pero no podía hacer nada con el gusto de su hijo, no le molestaba de igual manera, si Venice se sentía cómodo así no sabia por que cambiarlo.

Era claramente todo lo contrario a Phayu, quien siempre vestía de manera pulcra y limpia. Sin contar que vestía con bastante estilo. Ventajas de que su padre fuera un gran diseñador de ropa.

-Y... ¿Cómo es qué terminaste en esta escuela, fotocopia? -Phayu le dijo con cierta burla a su gemelo. Venice rodando los ojos trago el delicioso bocado de sándwich.

Juego de Gemelos| VegasPeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora