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- MARATÓN - 

- Tengo que terminar esto, Vegas - Pete dijo antes de que un leve jadeo se escapara de sus labios al sentir las heladas manos de su pareja colarse bajo su camiseta.

- Dame un beso y te dejo tranquilo, al menos por un rato - Rio por lo bajo el moreno, Pete bufó y negando trató de seguir dibujando los últimos detalles del diseño.

El reloj del estudio de Pete marcaba las tres en punto de la tarde, hace diez minutos aproximadamente ellos habían vuelto de aquel... fogoso, almuerzo al estudio de Pete.

Habían acordado que juntos irían a buscar los gemelos cuando salieran de clases para así ir al supermercado juntos por suministros y todo lo necesario para la cena.

Pete supuso que cuando Vegas le dijo que hoy le acompañaría el resto de la tarde mientras trabajaba, lo haría sentado en el sofá cercano a la ventana, hablándole de vez en cuando, no que lo sentaría en su regazo y besaría constantemente su cuello, haciendo que su concentración se fuera al demonio.

- Por favor, solo diez minutos y después seré todo tuyo - Pete murmuró concentrado en hacer los trazos, Vegas sonrió y enterrando suavemente sus dedos en la cadera de Pete, dejo al castaño trabajar.

Leves estremecimientos placenteros recorrían la columna de Pete al sentir las suaves caricias que el moreno daba a su cadera. Su tacto ardía sobre la piel del hombre.

Negando levemente ignoro el deseo de mandar todo al demonio y besar al moreno hasta que sus labios se entumieran. Tenía que cumplir con su trabajo.

Cerrando sus ojos, el moreno comenzó a tararear la última canción que escucho, esperando a que los diez minutos pasaran.

Sus manos se movían con agilidad, agregando colores y los últimos detalles a lo que sería el penúltimo diseño de la próxima colección. Borrando un par de detalles el castaño suspiro satisfecho y se apoyo con el duro torso de Vegas.

- Listo - dijo con diversión, Vegas abrió sus ojos y miró con una sonrisa al hombre.

Acomodándolo en su regazo, el moreno comenzó a repartir besos en la mejilla y cuello de Pete, haciéndolo suspirar.

- Eres hermoso, Pete - Susurro Vegas al oído de Pete, para luego mordisquear suavemente el lóbulo de este.

- Mhmmm, tengo que admitir que extrañe estos momentos - Vegas sonrió tiernamente ante aquel comentario.

- Yo también, en especial aquellas mañanas en donde solo nos quedábamos abrazados, hablando de cualquier cosa - Murmuro Vegas acariciándolo con ternura la piel del estómago de Pete - Te extrañe tanto, Pete

- Y yo a ti, Vegas. Como no tienes idea - Murmuro Pete antes de besar con dulzura los labios del moreno

Sus labios se movían acompasados, y sus manos se aferraban al cuerpo del otro, sin querer dejarse ir, ni si quiera por error.

Habían sido muchos años, tantos años perdidos, que en estos momentos perder un minuto justo sería fácilmente comparado con un delito.

Se necesitaban y se necesitan, y ahora que se tenían, no se alejarían.

- Deberíamos ir saliendo ya, no quiero que los chicos se queden mucho tiempo esperando - Vegas negó y volvió a besar suavemente los labios del diseñador.

- Cinco minutos más - Murmuro el moreno antes de atrapar los labios de Pete entre los suyos, haciéndolo suspirar.

Cinco minutos no mataban a nadie ¿Cierto?

(...)

Tal vez cinco minutos no mataban a nadie, pero si la paciencia de los gemelos cuando esos cinco minutos se extendieron a treinta minutos. Si, ellos tenían que disculparse con sus hijos.

Juego de Gemelos| VegasPeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora