Final

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Los gemelos miraron ambos hombre en la puerta quienes le miraban confundidos, Pete mordió su labio y camino un par de pasos extendiendo los brazos en un saludo que los chicos deseaban fundirse y no salir del calor que su padre castaño les brindaban.

Venice fue el primero en acercarse envolviendo los brazos alrededor de Pete, suspirando por la loción que liberaba la ropa del hombre y le llenaba los pulmones de entusiasmo. Phayu fue el segundo abrazando ambos por encima de su hermano, todo estaba mejor dentro de los brazos de Pete, como luna que no deja de brillar ante la marea alta en las aguas feroces.

Sam sonrió complacida y dejando el mandil por allí camino hasta al moreno, lo atrajo en un abrazo cariñoso que el moreno se aturdió, doce años fue suficiente para perder el afecto de su suegra. Vegas le respondió gentil, sonriendo por los dedos chismosos en su cabello enredándose en las gruesas hebras oscuras.

-Me da gusto verte de nuevo-dijo la mujer al alejarse de él, dándole una sonrisa similar al hombre que ama.

-Lo mismo digo, Sam - Vegas murmuro inseguro por la confianza que da por tutearla, muchos anos que se perdió la atmósfera y como están las cosas ahora, no sabe bien que deben decir y que no.

Los gemelos dan por terminada el aura que Pete creó y saltaron a los lados de Sam, ella les abrazo por los hombros.

-¿Que sucede?- pregunto Pete al ver las sonrisas que los tres daban, tramando algo que no estaba del todo seguro si era bueno.

Miro de reojo los trastes recién lavados, sartenes grandes que requerían en una cena nada sencilla. Vegas se movió pasando por detrás de él hasta recargarse en la isla mientras tomaba una manzana y la mordía.

-Los chicos tuvieron una grandiosa idea y yo solo les ayude un poquito­ Sam dicen apretando sus nietos, dándoles el crédito por completo.

-¿Que idea?- fue Vegas quien pregunto, interesado por lo que sus hijos planearon ésta vez.

Venice suspiro y mirando a su hermano asintió. -Preparamos una cena para ustedes, solos y tranquilos de no tenernos alrededor.-

-Ustedes tienen que hablar y arreglar sus indiferencias, se están lastimando y a nosotros también - Phayu mueve las cejas en las expresiones a las expresiones a las palabras que dice.

Pete mordió su labio en un intento por no llorar, sus hijos son lo más especial que su corazón puede tener, las criaturas que tanto aman y que se preocupan por ellos. El no iba a dejarlos ir aunque tuvieran los veinticinco años.

-¿En verdad?-Los tres asintieron.

Pete giro para mirar al moreno, estaba dispuesto a disculparse por ser estúpido, amaba al hombre tanto que perderlo seria el más grande error y tal vez tendría que tomar terapias para solucionar su problema. Vegas acepto la mirada, dejo aun lado la fruta sin responder, eran tres contra uno. Si bien, él no tenía mucho por que ponerse en contra sí también anhelaba tener al castaño en sus brazos de nuevo.

-No hay que desperdiciar la cena- Pete sonrió con las lágrimas en sus ojos, lloriqueo un poco antes de echarse a los brazos de Vegas.

-¡Maravilloso!- Sam aplaudió mientras los gemelos golpearon sus puños.

Vegas enterró la nariz en el cabello del pequeño hombre, dándole un festín a sus fosas nasales. Apretó el menudo cuerpo tan fuerte escuchando el gemido de dolor que Pete librero, soltó un poco pero no lo aparto aun necesitaba llenar ese vacío que creó estos días y su interior deseaba retenerlo todo el tiempo posible.

Pete, por su parte se envolvió en el moreno, mordiéndose los labios para no romper en llanto. Aun deben hablar, pero cambiar aromas y caricias no es una indiferencia que se niega a ambos corazones. Estaban tan absorbidos en su aura melosa que no se dieron cuenta de la desaparición de sus hijos y la abuela.

Al terminar se dieron sonrisas tímidas por no saber que decir o hacer, solo se quedaron viendo uno al otro por unos minutos, Pete se animó a ponerse de puntillas para alcanzar los labios de Vegas para un beso suave y tierno, diciéndole cuanto le extraño y lo arrepentido que esta.

Gustosamente el moreno le acepto los sentimientos y le devolvió los movimientos, dándole su respuesta de perdón aceptada. Había una chispa de dominación, pero la ternura envolvía todo como envoltorio de obsequio. Las manos tímidas del castaño se posaron en el pecho del otro, dejando que Vegas tomara su peso. 

-Vamos a cenar ¿Si?- Vegas dijo dejando un último beso sobre los labios del castaño. Este asintió con una pequeña sonrisa adornando sus labios.

Limpiando sus lágrimas, el castaño se sentó en la silla que amablemente el moreno había corrido para el, una vez acomodado, Vegas se dirigió a su asiento.

-Es un lindo detalle por parte de los chicos.- Pete dijo con una pequeña sonrisa en sus labios, viendo la comida recién hecha y la mesa tan bien arreglada.

Vegas asintió.

-Me a legra mucho que lo hayan hecho, me estaba partiendo la cabeza en como haría para que habláramos.-El moreno murmuró con cierta diversión, Pete sonrió levemente pero sintiéndose culpable.

Ambos quedaron en silencio, tan solo mirándose atentamente.

-Lo siento.-Ambos dijeron a la vez y rieron. Pete le pidió a Vegas hablar y este asintió.

-Lamento mucho haber dejado a los chicos y en especial a ti de lado por el trabajo, en serio lo lamento. En especial lamento lo que pasó anoche, de verdad-d yo no quería hablarte de esa forma-a, yo-o, ustedes son mi familia y lo que más amo. Nunca serían una perdida de tiempo.- Vegas miro con ternura a su amado quien contenía sus lágrimas y en sus labios un suave puchero se dibujaba, estirando su mano, la entrelazó suavemente con la del hombro.

-Yo lamento haber sido tan cruel contigo, se que estabas bajo mucha presión, pero entre en pánico porque sentí como volvíamos al pasado y tuve miedo de que esto se acabara otra vez.-Dijo con una leve mueca el moreno.

- Te amo, Pete y no quiero perderte, no otra vez .-

Liam trato de no partir en llanto, pero se le fue inevitable. En menos de unos segundos se había levantado de su silla y se había dirigido a Vegas, quien acomodándolo en su regazo dejo alhombre llorar.

-Oh-h Vegas, lo siento tanto.-Se disculpó entre lágrimas el hombre. El moreno acarició los cabellos de Pete tratando de calmarlo.-Te amo, mucho. Perdóname por haber sido un idiota.-Vegas sonrió y unió sus labios con los de Pete.

-No fuiste un idiota, amor. Era tu trabajo, y me gusta que lo disfrutes. Solo...no vuelvas a irte una semana.-Le dijo el hombre besando constantemente y de forma casta los esponjosos labios.-No te vuelva a alejar de mi.-Susurro sobre los labios de Pete antes de atraparlos en un cálido y posesivo beso.

Pete acercó al moreno más a él, posando sus manos en la nuca de este y tirando levemente de sus azabaches cabellos.

-Te amo, Vegas.-El moreno sonrió y sus ojos brillaron.

- Yo también, cariño.-El moreno acarició la cintura del hombre de forma suave.-Ahora vamos a cenar, no pienso desperdiciar la comida de tu madre, es casi o igual de buena que la de mi madre.-Pete río y asintió.

Ambas mujeres tenían un gran sazón.

Levantándose del regazo del hombre, Pete se dirigió a su silla y dándole una mirada brillante a Vegas, comenzaron a cenar.

Entre risas, suaves roces y charlas tranquilas, ambos hombres reafirmaron su amor una vez más.

-FIN-

Juego de Gemelos| VegasPeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora