Enjuagando los últimos restos de jabón del plato. Pete cortó el flujo de agua y se dirigió a tomar un paño para secar la humedad de sus manos.
Todo estaba en silencio.
Se apoyó contra la encimera y suspiró, habia sido un día de trabajo bastante agotador, habían perdido una carpeta con un par de diseños importantes, luego la sesión de fotos de la última colección tuvo que ser cambiada para pasado mañana ya que el fotogrado cayó enfermo justo el día de hoy y lo peor de todo, tuvo que rehacer un diseño entero porque el idiota del asistente de no sabe quién, volcó un café en el.
En conclusión, necesitaba un buen masaje, eso o una copa de vino.
Mirando el reloj de la cocina, hizo una leve mueca pensativa, su hijo dormía hace ya una hora y mañana tenía que estar en el trabajo a las diez de la mañana.
Alejándose de la encimera, se dirigió al estante donde guardaba las copas y tomó una, caminó con ella a la sala y se dirigió a un pequeño mueble donde guardaba un par de botellas de vino.
Tomó una que estaba prácticamente llena y abriéndola, sirvió un poco en la copa.
Dio un leve sorbo y dejo que el dulce sabor de aquel vino se impregnara en su boca.
Dejando la botella sobre la mesa de centro, comenzó a caminar tranquilamente hacia el gran estante de libros que poseía. Comenzó a vagar por los muchos títulos, tocando delicadamente con sus dedos las portadas de estos, así hasta que se detuvo en un voluptuoso álbum de fotos.
Tomándolo con su mano libre, se dirigió al sofá y dejándose caer en el, comenzó a observar las fotos.
Sonrió viendo a su hijo recién nacido, con su cara roja de llanto y su ceño fruncido, pasó las páginas viendo al pequeño bebé de ahora ya meses con distintas ropas diseñadas por él, luego a la edad de un año, en los brazos de su madre y con las manos llenas de pastel.
Su primer cumpleaños.
Siguió avanzando por las muchas fotos, él con Phayu, el castaño jugando con sus abuelos, los primeros días de clases, cumpleaños, navidades.
Tantos recuerdos, que solo eran eso y nada más.
Dio un leve sorbo a la copa y tímidamente avanzó al final del álbum, donde sabía que estaba aquella foto.
Tomó el trozo de papel ya desgastado por los años y lo miró.
Ahí estaba, sonriendo tan hermosamente como siempre el amor de su vida. Vegas Theerapanyakul.
Era el único recuerdo que poseía de lo que fue el mejor momento de su vida. Aquella foto fue tomada el día de su boda, mientras ambos reían y festejaban sentados en la mesa de los novios.
Había sido un sueño, uno que acabó tal vez demasiado pronto.
- ¿Papá? ¿Quién es él? - Pete saltó levemente sobre su lugar, consiguiendo que un poco del contenido de su copa cayera en su pantalón.
Miró a su derecha encontrándose con la curiosa mirada de su hijo.
- ¿Qué haces despierto a esta hora, Phayu? - Le dijo el castaño dejando la copa y el álbum de fotos sobre la mesa.
El menor frunció su ceño y se cruzó de brazos.
- No me cambies de tema, papá - Pete suspiró y frotó las palmas de sus manos contra sus ojos.
Si creía que su día había sido agotador, ahora era peor.
El castaño miró la foto y luego a su hijo. Once años no parecían ser suficientes para ocultar la verdad.
Tomó la foto entre sus deods y con un leve gesto de cabeza le pidió a su hijo que se acercara.
- Él es-s... - Pete se maldijo internamente por tartamudear - Es tu padre, Phayu. - Le dijo tranquilamente.
El menor se tensó de pies a cabeza y acercó su mano a la foto en manos de su padre.
- ¿Mi padre? - Pete asintió soltando un suspiro - ¿Por qué nunca me habías mostrado esta foto? - Susurró mientras admiraba al hombre sonriente.
Pete tomó su copa y le dio otro trago. Sabía que nunca estaría listo para tener esta charla con su hijo.
- Nunca se dio la oportunidad, supongo. Además... - Pete suspiró y acarició la suave cabellera de su hijo - Te conozco, y sé que si te la hubiera mostrado cuando tuvieras ocho u nueve años, andarías mirando el rostro de cada persona en busca de él. No quería verte sufrir por el hecho de que no lo encontrarás - Phayu miró a su padre y luego la foto en su mano.
Sentía miles de preguntas atacando su mente de manera increíble.
Miró los ojos de su padre y vio un brillo que no supo reconocer. Pero algo en el le dijo que lo mejor sería no hablar más del tema por ahora.
- Yo-o... ¿Puedo quedarme con la foto? - Pregunto nervioso, Pete lo miro con ternura y asintió.
- Claro, cariño - Le dijo mientras se ponía de pie y tomaba el álbum para colocarlo en su lugar - Pero ahora ve a dormir, no quiero que mañana te quedes dormido en cualquier lado - Le dijo antes de dejar un beso en su frente y dirigirse a la cocina para lavar la copa usada.
Una hora después, ambos ocupantes de la casa se encontraban descansando tranquilamente en sus correspondientes camas. Y en las mentes de ambos, Vegas Theerapanyakul hacia acto de presencia.
(...)
Vegas apagó la luz de su estudio y tranquilamente se dirigió a la segunda planta de la casa en la que ahora vivía. Frunció levemente su ceño al ver que la luz de la habitación de su hijo seguía prendida.
Abriendo suavemente la puerta miro a su hijo y sintió su corazón dar un vuelco.
Venice estaba recostado en su cama, cubierto por las mantas y en su mano, aquella foto desgastada. Una leve sonrisa se coló al ver al dueño de su corazón.
- ¿No deberías estar durmiendo, enano? - El menor saltó en su lugar al escuchar la ronca voz de su padre.
- Uh, ya me iba a dormir, solo quería... - Venice movió la foto de un lado a otro - Mirarla antes de dormir - Vegas sonrió levemente y se acercó a su hijo, tomando la foto entre sus dedos.
Siempre recordaba ese día, Pete lucía tan encantado como siempre, aquella sonrisa radiante, sus mejillas con un leve sonrojo y sus ojos brillando de la felicidad, con aquel traje que lo hacía lucir endemoniadamente caliente.
Nunca quitaría los recuerdos de su luna de miel. Apenas y recuerda haber salido de la habitación.
Agitando levemente la cabeza, le devolvió la foto a su hijo.
- ¿Nunca quisiste volver a buscar a papá? - Vegas miró sorprendido a su hijo.
- Venice - Vegas frunció el ceño mirando a su hijo - Sabes que no me gusta hablar de ese tema - Le dijo mientras daba media vuelta - Ahora a dormir.
- Pero papá... - Venice se quejó y Vegas trató de no sonreír. Joder, Venice a veces podía ser tan parecido a Pete.
- A dormir, dije - Vegas le indicó y salió de la habitación dirigiéndose a la suya.
Venice bufó y guardando la foto de su otro padre, cerró los ojos para dormir.
Vegas suspiró y cambiándose rápidamente a su pijama, se acomodo en su espaciosa cama listo para dormir, en un vago intento de aquel castaño que le robó el corazón saliera de sus pensamientos.
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Juego de Gemelos| VegasPete
FanfictionADAPTACIÓN Phayu y Venice descubren un secreto que involucra a sus padres.