Para mí fortuna, Jimin estaba trabajando en un local de comida rápida en el centro de la ciudad y me lo contó al anochecer. Agradecí que no hubiera oído nada. Y si sus padres se lo comentaron... él conmigo no lo mencionó.
Hablamos largo rato esa noche a través de papelitos, y sabiendo que mi padre al día siguiente debía salir a como dé lugar, acepté su invitación de ir al parque Naru, relativamente cerca de nuestra casa.
Esa tarde no hizo tanto calor y la adrenalina que me provocaba su presencia lograba acallar ese estruendo que no dejaba de repetirse en mi cabeza. La bondad de su sonrisa y la esperanzada inocencia de sus ojos supusieron una brisa fresca para mí, que pudo ventilar mis tormentos.
Frente a sus gestos, sentí una atracción instantánea. Él no era como la gente de este lugar, se notaba. Sus modales eran siempre adecuados y notaba cómo ansiaba contacto humano... decente. Interacción anhelada por él y por mí.
Quería saber más, necesitaba averiguar cómo era su vida antes de caer en el hoyo que es este lugar.
—No sabía que quedaran sitios como este —comenté, maravillada por el vasto verdor que se extendía ante mí.
—No mucha gente viene —dijo, saltando ágilmente de una roca a otra para evitar un caudal de agua—, ya no tienen tiempo para esto.
Los árboles eran enormes, de troncos gruesos y antiguos. El sonido del pequeño río era muy relajante, y bajo cada colina se extendía un lugar mejor. Me quité la chaqueta y la dejé sobre el césped para no arruinar mi vestido al sentarme.
—Ya no recuerdo la última vez que hice esto —dije en voz baja—. Era más de ir a la playa y al centro comercial.
Jimin dejó salir una breve risa y negó con la cabeza. Se sentó a mi lado y respiró hondo bajo la sombra.
—Ya sé que eres una princesa y yo un granjero. Serías muy amable si dejaras de recordármelo.
—Estás diciendo tonterías —repliqué y reí.
—Sí, pero hablando en serio... Me imagino, digo, puedo verlo... —titubeó—, que eras... rica o algo así, ¿quién es tu familia?
Qué extraño se sentía ese término ahora, luego de todo el caos que nos ha envuelto este tiempo. No me di cuenta de cuánto tiempo estuve callada, pero Jimin agregó:
—O si prefieres no hablar de eso está...
—Mi padre es dueño de... muchas cadenas de casinos —dije solo eso para no intimidarlo—. Él y yo... no hace mucho que nos encontramos.
—¿En serio? —inquirió, asombrado por ambas cosas—. ¿No vivías con él?
Hurgando en el pasado, sentí mi pecho apretarse por lo que estaba a punto de decir. La mirada de Jimin pudo entregarme la fuerza necesaria. No entraría en detalles, solo necesitaba compartirlo con alguien que no fuera solo mi mente un momento.
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La Mia Ragazza | J.JK - P.JM [Completa]
FanfictionNora Muscatello, mimada hasta lo impensado, tiene a toda Italia a sus pies. Su padre le da todo lo que cruza por su mente, sólo hasta que sortea un horrible tropiezo. Su pesadilla comienza al pisar la catástrofe que es Corea del Sur, pues una serie...