XXVII

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Creí que Hobi se escondería porque me parecía lo más sensato, pero rebozó valentía y solo se levantó rápidamente para alejarse un poco de la cama, y de mí

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Creí que Hobi se escondería porque me parecía lo más sensato, pero rebozó valentía y solo se levantó rápidamente para alejarse un poco de la cama, y de mí.

Relamí mis labios para camuflar la humedad que había en ellos y relajé por completo mi expresión, volviéndome la mejor actriz para no soltar una sospecha. De reojo vi cómo Hobi había adoptado la expresión y la compostura de un guardaespaldas sin emoción. Se cruzó de brazos para condimentarlo.

Jungkook ni siquiera se vio molesto en un principio. Parpadeó lentamente mirando a Hobi y puso una sonrisa de extrañeza, cerrando la puerta detrás de él.

—¿Qué estás haciendo aquí? —inquirió con parsimonia.

—Yo lo llamé, Jungkook —me adelanté adquiriendo el papel de víctima, por el amor de Dios.

—Sí, ¿por telepatía? Yo dejé con llave.

Tragué en seco y me escogí un recuerdo doloroso para poder aguar mis ojos.

—Iba pasando... y lo vi por la ventana. Le supliqué que se quedara hasta que llegaras —hablé con trémula suavidad—. Nunca más me sentiré a salvo en este lugar, Jungkook, no puedes hablarme así.

Hobi no apartaba la vista de la ventana, y sus brazos cruzados dejaban al descubierto una esquina de la pistola enfundada en su cadera. El no haberme movido de mi posición en la cama contribuyó al realismo de mi versión. Sequé rápidamente una lágrima quité la mirada del ceño fruncido de Jungkook.

No dijo nada, solo le hizo un gesto de cabeza a Hobi para que se retirara. Este obedeció de inmediato, pero cuando se disponía a salir por la puerta, Jungkook lo atrapó agarrándolo del brazo y lo obligó a mirarlo fijamente. Ninguno pareció reconocerse en el comportamiento del otro, y sentí que en cualquier momento estallaría un globo en la habitación.

Supuso un alivio que Jungkook no perdiera los estribos como pensé que lo haría. Después de un rato de nuevo le indicó con un gesto que saliera, y Hobi así lo hizo. Creo que me sorprendió gratamente en aquel sentido. Retiró la chaqueta que cubría a su camisa, aflojó hasta quitar su corbata y se acomodó a mi lado en la cama, en silencio.

Me sentí segura de verlo reemplazar sus sospechas por mi bienestar. En esta circunstancia prevaleció mi miedo, aun cuando sus morbosos pensamientos fueran los correctos.

—¿Adónde fuiste? —recriminé en un susurro.

—A encargarme de Tae. ¿Quieres saber lo que le hice?

No contesté.

—Estaba inconsciente porque ayer Hobi le cortó las manos, como ordené, así que lo desperté... —dijo—. Le quebré la espalda para inclinarlo hacia adelante y que su boca pudiera morder y ahogarse con la sangre de su propio p...

—Ya basta —me quejé con los ojos apretados—, omite esas cosas.

—Lo hice frente a mis hombres. Fue rápido y todos entendieron por qué.

La Mia Ragazza | J.JK - P.JM [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora