e i g h t

682 27 3
                                    

Justin, 26 años. Vancouver, Canadá.

–Quiero que veas estas fotos me digas si están vivas, si están en Europa o si están...

–Muertas, entiendo. –El dejo muchísimas fotos sobre la mesa.

–Si alguna vez, viste a alguna de ellas, aunque creas haberlas visto, por favor dímelo.

–¿Desde hace cuánto son estas fotos?.

–Diez años, quizás más. –Se me hizo un nudo en el estomagó. Había intentado evitar pensar en cuantas chicas eran, eso se quedaba por siempre en la cabeza, sus rostros eran difíciles de olvidar.

–Muerta. –Deje una foto a un lado. –Muerta, muerta...Creo que se la llevaron a Italia, un idiota la compro en la noche de los hilos, creo que estas tres trabajaban en un club, ellas llegaron voluntariamente. –El asintió. –Estás dos muertas.

–¿Estás seguro?. –Asentí. –¿Alguna vez viste el cuerpo?.

–No, pero sé que las mataron. –Hice una mueca. –Alex no dejaba de decir lo buenas que eran follando.

–¿Sabes en donde las enterraban?.

–No. –Tomé una foto. –Esta es Claire...Viva. –Susurré. –Estas no lo sé, nunca las había visto.

–Por lo que me has estado diciendo, creo que las movieron cuando tu estabas en Italia.

–Si las llevaron a Italia, murieron durante ese mes. –Tomé una ultima foto.

Era Christian.

En la parte de atrás de la foto decía: Christian, 4 años.

Había olvidado lo pequeño que era.

–¿Lo conoces?.

Dude por un par de segundos en decir la verdad.

¿Qué tal si lo buscaban y lo arrestaban?.

No podía poner en riesgo a mi hermano.

–No, nunca lo había visto.

–Desapareció cuando tenia cuatro años, es el mismo patrón. –Apuntó la foto. –Su madre había ido por el al pre-escolar, se dio vuelta por un momento y no volvieron a verlo.

–¿Lo siguen buscando?. –Negó. –¿Por qué?.

–Su madre sufrió una fuerte depresión, cuando se cumplieron tres años de su desaparición, ella se suicidó. –Suspire. –Su padre mantuvo la búsqueda por un par de meses, pero luego falleció en un accidente de tránsito, la investigación se detuvo un par de meses después.

–Joder. –El me miró.

–¿Por qué preguntas? ¿Sabes algo?.

–Por supuesto que no.

–¿Estás seguro?.

De repente, el murmullo de voces afuera interrumpe el tenso silencio dentro de la habitación. James dejo de escribir, levantó la mirada antes de que la puerta se abriera lentamente. Mis ojos se agrandan al ver a una mujer pequeña, con los rasgos familiares que parecen esculpidos en mi memoria.

Era ella. Era mi mamá.

–Oiga, no puede estar aquí, estamos haciendo aquí algunas investigaciones. –Él estaba nervioso no sabía que decirle. –Él es muy peligroso, es muy muy peligroso.

Mi corazón se acelera, y un torrente de emociones inunda mi ser. La sorpresa y la alegría se entrelazan mientras nuestros ojos se encuentran en un vínculo instantáneo y profundo.

Jesse [+18] | JUSTIN BIEBERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora