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Justin, 13 años

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Justin, 13 años. Vancouver, Canadá.

Una nueva pelea acababa de comenzar. Desde que había vuelto de Italia había comenzado a entrenar y con los meses Bob comenzó a llevarme a pelas y comencé a ganar. Comenzaron las apuestas y cada vez comencé a vencer a imbéciles más grandes que yo.

Mi nuevo contrincante tenía dieciocho años, lo llamaban destripador, era conocido por hacer trampa y usar armas cuando estaba en las reglas que era una pelea mano a mano, estaba a punto de bajarle todos los humos a este idiota.

Me lanzó un puñetazo. Y llegó a mi barbilla. Salté hacia atrás, con el objetivo de darle una patada en su cabeza y a pesar de su rápida reacción, mi talón tocó su oreja. Se tambaleó por un par de segundos, sacudió su cabeza y volvió a atacar. Esto sería divertido.

Duró más tiempo que el último. Pero con el tiempo las patadas en la cabeza le afectaron. Sus ojos se desenfocaron cada vez más. Lo agarré por la nuca, elevé mi rodilla al mismo tiempo que bajaba su cara. Su nariz y pómulo se rompieron contra mi rodilla. Aulló con voz ronca y cayó hacia atrás. Fui tras él. Lo golpeé mientras saltaba contra la jaula, y cuando golpeó el suelo con un golpe contundente, me incliné sobre él y clavé mi codo en su estómago.

Una vez.

Dos veces.

Palmeó el suelo débilmente, con la cara hinchada, y respirando con dificultad. Rindiéndose

–¡Estas fuera!. –Lo apunto y levanto mis brazos. –¡Justin gana la pelea!. –Me baje del pequeño ring y Bob me abrazo, dio palmadas en mi espalda y levanto mis brazos.

–Cinco mil dólares para ti hijo. –Sonreí.

–Felicidades. –Alex me miro. –Aguantaste un minuto más de lo que pensaba.

–¡Lo lograste!. –Christian se colgó de mi brazo y lo levanté. –¡Ah!. –Soltó una risita y lo subí sobre mis hombros.

–¿Podemos irnos a comer ahora Bob?.

–No, aun no. –Bob encendió un cigarrillo. –Esperen afuera. –Tome mis cosas y camine hasta el estacionamiento con Christian en mis hombros.

–¿Viste como lo golpeé?. –El asintió. –Así es como no debes perder el control, siempre concentrado en la pelea y siempre atento a sus movimientos.

–Le diste con tu puño, así y así. –Lanzo unos golpes y lo baje de mis hombros.

–Pronto será tu hora de luchar. –Estire mis manos. –Vamos golpea. –El dio un golpe, pero negué. –Te vas a romper el pulgar si lo pones por dentro, siempre el pulgar afuera. –Estiro su mano y lo ayude. –Eso es, así y nunca golpees con los nudillos.

–Está bien. –Dio un par de golpes.

–Eso es enano. –Sonreí y lo despeiné.

–Ahí viene papá. –Me gire y se acercó con Alex. Ambos contaban el dinero y se reían, era mi dinero, pero no me lo iban a entregar todo.

Jesse [+18] | JUSTIN BIEBERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora