t w e n t y - n i n e

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La cena en el lujoso restaurante del Hôtel de Paris en Mónaco era perfecta. Las mesas estaban impecablemente vestidas, la luz suave de las lámparas de cristal creaba un ambiente íntimo y acogedor.

Claire, se veía encantadora con un vestido negro ceñidísimo. Era sencillo y se pegaba a sus caderas y a su cintura, dejando al descubierto una buena cantidad de escote.

Llevaba él collar dorado con mi nombre alrededor de su garganta, mostrándole a todo el mundo quien era el dueño de su corazón. Llevaba más maquillaje del habitual. Se había oscurecido los ojos de un modo muy sexy.

Tenía un aspecto totalmente follable.

—¿Tengo algo en la cara? —Claire me miro confundida.

—¿Por qué lo dices?.

—No has probado tu comida y no has dejado de mirarme.

—Claire, estás perfecta. —Le pasé el brazo por la cintura y la atraje hacia mí, adorando sentir sus tetas perfectas contra mi pecho.

Cuando diéramos por terminada nuestra velada, me la follaría con fuerza sobre el colchón y me correría sobre aquellas impresionantes tetas.

—Gracias. Tú también estás muy atractivo. —Subió la mano por mi pecho, apreciando mi camisa de cuello gris. El botón superior estaba desabrochado, y sus dedos tocaron mi piel desnuda por la abertura. —Pero estamos en público, deberías dejar de mirarme como si quisieras comerme.

—Es lo que quiero hacer.

—Queremos comer. —Christian sonrió.

—No los molestes. —Alessa le dio un golpe en el brazo. —Seria nuestra forma de disculparnos por no dejarlos dormir anoche.

—Chica, tienes que controlar esos gritos. —Claire soltó una risita.

La luz cálida de la lámpara colgante iluminaba sus rostros, resaltando sus sonrisas y la chispa en sus ojos mientras hablaban. Sentía una profunda satisfacción al ver lo bien que se llevaban.

Disfrutaba de la melodía de sus voces mezclándose en el aire. No había nada más reconfortante que saber que las dos personas más importantes en mi vida se llevaban tan bien y se apoyaban mutuamente. En ese momento, me di cuenta de lo afortunado que era.

—¡Justin! —exclamó Fiorella, caminando hacia nuestra mesa con una sonrisa deslumbrante, su vestido rojo destacándose entre la multitud.

—Joder. —Christian murmuro.

Sentí cómo el ambiente cambiaba de inmediato. Claire miró a Fiorella con una mezcla de curiosidad y aprensión. Christian y Alessa también se tensaron visiblemente.

—Fiorella, qué sorpresa —respondí, intentando mantener la compostura.

—Has logrado encontrarnos de alguna forma, zorra psicópata.

—Christian. —Alessa murmuró.

—Voy a comer con ellos, son mi familia. —Ella se sentó a mi otro lado, ignorando deliberadamente la presencia de Claire. Con una sonrisa deslumbrante, comenzó a hablar conmigo.

—Este lugar es increíble. ¿Recuerdas aquella vez en el hotel de Capri? Se parece muchísimo a este. —dijo Fiorella, su voz melosa y sus ojos brillantes por la nostalgia.

Claire, sentada a mi lado, intentaba mantener una expresión neutra, pero sus ojos delataban la incomodidad que sentía.

—No, no lo recuerdo.

—No puedo creer que no lo recuerdes. —Tomo mi brazo. —Fue la primera vez que estuvimos juntos, esa noche perdí mi virginidad fuiste tan tierno conmigo, pero después de unos minutos....Dios. —Christian miro a Claire.

Jesse [+18] | JUSTIN BIEBERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora