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Justin, 26 años. Vancouver, Canadá.

–¿Te enamoraste de ella la primera vez que la viste? –Sonrió. –¿Justin? ¿Me estas escuchando?. –La miré.

–¿Qué pasa?.

–¿Cuándo la viste en el club? ¿Hablaron?. –Ella sonrió. –Claire me lo hubiera dicho, creo que hubiera mencionado a un joven tan apuesto.

–No, nunca me acerque a ella.

–¿Estás enamorado de ella ahora?.

–No lo sé. –Levanté mis hombros. –Nunca sentí nada de lo que siento cuando estoy con ella. Así que no se si es amor o solo quería evitar que le hicieran daño a otra mujer, ellos querían pegarle un tiro en la cabeza la segunda semana.

–Justin.

–Es la verdad. –Hizo una mueca. –Es verdad pregúntale si quieres, ellos sabían que ella era virgen y querían vender eso. –Guarde un par de cosas en el bolso. –Ella no quería que ganaran dinero por eso, así que me dijo acuéstate conmigo y lo hice, luego hizo una mierda de manipulación de que yo era Jesse y la lleve a mi casa.

–¿Te manipulo?. –Ella rio. –Eres Jesse. –La miré y negué.

–Soy Justin.

–Bueno, antes eras Jesse y ahora te gusta ese nombre, pero siempre has sido mi hijo.

–No estoy seguro de ser tu hijo si quieres que sea honesto, no soy una buena persona, estuve metido en todo eso, mate gente, trabaje con las chicas, la verdad es que no creo que ninguna de estas mierdas de que yo sea tu hijo sea cierto, pero ella dijo que lo era, así que. –Levanté mis hombros. –Es algo que me mantiene vivo y no en prisión. –Ella se giró.

–¿Y ese peluche?. –Apunto el que estaba sobre la cama. –Ese osito, fue tu regalo de cumpleaños, no te despegabas de él, aun lo tienes.

–¿Esta porquería? Si....Claire lo encontró entre mis cosas. –Ella lo tomó.

–Tiene un corazón que dice Jesse, está dentro.

–Si, pero no creo que tengas que sacarle las tripas. –Tome el peluche y lo deje en el bolso. Busque en la mesita de noche un moledor, en donde tenía escondido el collar de Claire.

–Tienes el collar. –Ella susurró.

–¿Esto? Se lo quite a Claire cuando llego. –Mire hacia adelante. –Iban a deshacerse de él, pero ella dijo que era importante o una mierda así, así que me lo quede, tenía que esconderlo porque si Bob lo encontraba tendría problemas.

–Lo usabas cuando eras niño. –Ella sonrió. –Le dije que lo usara hasta que volvieras.

–Ah si, voy a devolvérselo cuando la vea. –Me levanté. –¿Por qué las mujeres aman los tacones?.

–No lo sé. –Ella sonrió. –Antes no usaba tacones.

–¿No?. –La mire. –Le encantan estos, inventaba excusas para usarlos, se volvería loca si no le devolviera estos tacones. –Susurre. –Y me mataría si los dañara o algo. –Me giré. –Creo que esa caja puede ser tuya. –La apunté. –No sé cuánto tiempo quieras quedártela porque James te la quitara, pero no la quiero.

–¿Qué es esto?. –La abrió y se quedó congelada.

–La encontré un par de días antes de que llegará la policía. –Levanté mis hombros. –Claire vio las cosas y dijo que usaba eso cuando me perdí. –Ella cubrió su boca. –Quizás no sea el hijo que querías de vuelta, pero supongo que te gustara ver de nuevo sus cosas. –Se levantó y me abrazo.

Jesse [+18] | JUSTIN BIEBERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora