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Dos años atrás, Stratford.

–¿Qué hacemos aquí Bob?. –Suspiré. –Llevamos todo el puto día sentados, me duele el trasero.

–Tenemos una misión. –Se detuvo frente a un restaurante y me entregó dinero. –Ve por una hamburguesa.

–¿Para quién?.

–Para ti imbécil. –Me dio un golpe en la cabeza. –Ya bájate y no preguntes nada.

–Parece que los golpes en la cabeza le destruyeron algunas neuronas. –Adam tomo el dinero. –Retrasado.

–Como si tu pudieras aguantar la mitad del tiempo que yo en el ring.

–¿Quieres probarme?.

–Adelante, no aguantarías más de un minuto.

–Justin, basta. –Bob se bajó del auto conmigo. –No lo escuches.

–¿Qué hacemos aquí?.

–Siempre me dices que quieres viajar conmigo, que quieres que te traiga a trabajos importantes. –Sonrió. –Cuando te traigo solo quieres volver a casa. –Encendió un cigarrillo. –Es trabajo, quiero ver cómo funciona el club esta noche y tu venderás, es todo.

–¿A quién esperamos aquí?.

–Estamos vigilando. –Se recostó sobre el capo del auto.

–Este lugar me da una espina rara. –Me miro y levantó una ceja –¿Así se dice? ¿Una espina rara?.

–No lo sé.

–Pues no me gusta este pueblo de mierda, tiene algo raro. –Saco su teléfono. –Hola...Si acabo de verla, si está aquí. –Soltó el humo. –Es su clase de economía, siempre está sola, si nos vemos en la noche.

–¿A quién viste?.

–Ve a comprar las malditas hamburguesas. –Abrí mi boca para responder. Chasqueo sus dedos y apunto el restaurante. –Cierra la boca y cómprale a tu padre una maldita hamburguesa Justin.

Desde que llegamos, una sensación de malestar me había invadido. No podía explicarlo, pero algo en el ambiente me ponía nervioso, como si hubiera algo oscuro en todo el maldito pueblo.

Pedí cuatro hamburguesas para llevar, esperando que la comida me ayudara a calmar mis nervios.

Mientras esperaba, divisé a través de la ventana a Bob y a Alex conversando con gestos nerviosos en la calle. No podía escuchar lo que decían, pero la expresión en sus rostros era sospechosa. Parecían discutir algo importante, algo que no querían que yo supiera.

Cuando el pedido estuvo listo, pagué rápidamente antes de salir apresuradamente de la tienda. Cuando regresé con Bob y Alex, el silencio era abrumador. Me miraron de manera nerviosa, como si estuvieran ocultando algo.

–Las cuatro hamburguesas son iguales. –Me senté junto a Alex.

–Acabo de verla, es ardiente. –Tomo una hamburguesa y comenzó a comer. –¿Le viste el trasero?. –Dijo con su boca llena. –Es asombroso.

–Traga antes de hablar, cerdo. –Bob paso su mano por su mentón.

–Es bonita. –Adam sonrió.

–¿Quién?.

–No te metas. –Dijeron todos al mismo tiempo.

–Dios, si no querían hablar conmigo no debieron haberme traído. –Susurré.

Intenté sacarles información sobre su extraña conversación en la calle, pero ambos desviaron la mirada y cambiaron de tema rápidamente. El presentimiento de que algo malo estaban tramando solo se intensificó.

Jesse [+18] | JUSTIN BIEBERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora