t w e n t y - o n e

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Han pasado varias horas desde que despegamos del caos del club, pero la adrenalina sigue corriendo por mis venas como un río salvaje. Mis manos aún tiemblan ligeramente, recordando el tumulto y la violencia que dejamos atrás. Aunque el tiempo ha pasado, las imágenes de esa noche están grabadas en mi mente como cicatrices imborrables.

Al inicio del viaje, mis manos temblaban mientras curaba el muslo herido de Claire. Ahora, la observo dormir pacíficamente en la pequeña cama del jet, su rostro sereno y tranquilo en contraste con la agitación que la envolvía unas horas antes.

Sin embargo, su tranquilidad se ve interrumpida por una pesadilla. Escucho sus murmullos inquietos y la veo temblar ligeramente, como si estuviera luchando contra demonios invisibles en su sueño. Mi corazón se aprieta con preocupación al verla en ese estado, y sin pensarlo dos veces, me acerco a ella para calmarla.

Con movimientos suaves, me siento a su lado y tomo su mano entre las mías, transmitiéndole mi calidez y mi tranquilidad, mientras la acaricio suavemente el cabello.

–Claire. –Susurré. –Claire, es una pesadilla. –Dio un salto y lanzo un puñetazo. Detuve su mano antes de que diera un golpe en mi rostro. –Es una pesadilla Claire, ya paso.

–¿Pesadilla?. –Asentí. Soltó el llanto y la rodee con mis brazos.

–Estoy aquí, fue una pesadilla. –La mecí en mis brazos y di besos en su mejilla. –Se termino, todo se terminó Claire.

–Estábamos en la mansión de nuevo. –Me aleje y la mire. –Todo paso por mi cabeza, todo paso de nuevo, estábamos en tu casa. –Seque sus lágrimas y la bese. –Alex y Bob.

–Eso se terminó Claire. –Di un beso en la punta de su nariz, ella se acurruco en mis brazos y cerro sus ojos –Estamos en un Jet, estamos viajando a Santorini, nos veremos con Salvatore, nos escapamos de Canadá. –Asintió aun llorando. –¿Sí?.

–Sí, sí. –Susurró y cubrió su cara.

–Estás a salvo. –Asintió mientras aun soltaba lágrimas. –¿Desde hace cuánto volvieron las pesadillas?.

–Siempre. –Susurró. –Siempre las tengo cuando no estás. –Dijo entre hipos. –No sé porque tuve una ahora, estás conmigo. –Tomo su mano y la bese suavemente. –Estás bien, estás aquí.

–Ayer pasaron muchas cosas y te metiste muchas cosas. –Asintió. –Tenemos que trabajar en eso, son demasiadas drogas Claire.

–Lo sé.

–A Salvatore no le gustara verte drogada. –Asintió. –Quedan un par de horas para llegar ¿Tienes hambre?. –Negó suavemente. Solté mi mano y le entrego una botella de agua. –Bebe un sorbo.

–¿Quitaste la bala?.

–No, entro y salió por un costado, solo tuve que cerrarla. –Me entregó la botella y también bebi un sorbo. –¿En dónde te gustaría vivir?. –Acaricie su mejilla. –Una enorme casa, una casa pequeñita, una casa en medio de los viñedos o una casa en la playa.

–No lo sé.

–¿Alguna vez te dije lo que paso era niño?. –Negue. –Salve la vida de la esposa de Salvatore, Luca y Alessa. –Fruncí el ceño. –Ellos me cuidaron como un hijo cuando Bob me secuestró, desde los cuatro hasta los nueve, es por eso que se Italiano, Chiara me regañaba bastante.

–¿Quién es Chiara?.

–Es la madre de los chicos.

–¿Por qué no la conocimos cuando estuvimos con ellos?.

–Ella se quedaba lejos de los negocios cuando Bob estaba cerca, era demasiado peligroso, es una mujer muy hermosa. –Sonreí. –Es como mi segunda madre, cuando la veas te encantará y le encantarás, espero que los chicos le hayan contado de ti, te amará, siempre me ha querido ver feliz. –Me abrazó y bese su mejilla. –Te diste un golpe fuerte cuando saltaste de la ventana, mira tus rodillas.

Jesse [+18] | JUSTIN BIEBERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora