e l e v e n

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Justin, 26 años. Vancouver, Canadá.

–Necesito que mantengas la calma. –Me ordenó Pattie mientras caminaba por el pasillo del hospital con la mano sujeta en el dorso de mi brazo. –Nada de arrebato. –Añadió en tono bajo. –Y por el amor de Dios, no uses palabrotas..

Era como el quinto sermón que Pattie me estaba dando. Después de semanas intentándolo, James había conseguido autorización para llevarme a ver a Claire, le habían inventado alguna mierda a su madre sobre que nos habían encontrado juntos, pero no le habían contado toda la verdad, no sabía cuánto tiempo podría contenerme hasta vomitar la verdad.

–Pattie, ya entendí.

–Su mamá esta sensible con respecto a todo esto, ella no cree que tu seas Jesse.

–Voy a verla Pattie, no hay discusión. –Ella asintió. –Es mi mujer, no pueden alejarme de ella.

–Vas a verla hijo, pero quiero que mantengas la cabeza fría. No te pongas en modo mafioso, asustas a las personas. –Sonreí. –No es divertido.

–Para mí lo es.

–Así que trata de evitar hablar con su madre, no está de buen humor, la verdad es que no quiere que nadie se acerque a ella, si necesitas hablar, hazlo conmigo o con Claire.

–Okei. –Ella me miro furiosa, era tan pequeñita que con lo más mínimo podía lograr que se enfadara, era mi nuevo pasatiempo favorito, irritar a Pattie.

–Lo has repetido como seis veces, solo quiero ver a Claire.

Caminamos por los pasillos del hospital, mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho. En mi mano, sostengo un ramo de flores coloridas que Pattie me había ayudado a elegir. Cuando Pattie golpeo la puerta mi corazón comenzó a acelerarse, sin embargo, pasaron los segundos y no hubo respuesta.

–Creo que su madre no esta ahora. –Ella susurró. –Hablare con las enfermeras, espera un minuto.

–Pattie.

–Solo será un minuto, no podemos solo entrar. –Ella comenzó a caminar hasta la estación de enfermeras.

El corazón me galopaba desbocado en el pecho, una maldita puerta me separaba del amor de mi vida.

¿Y Pattie quería que esperara?.

La mano se me movía sola cuando estiré la mano y abrí la puerta. Eché una rápida mirada a Pattie, que seguía en la sala de enfermeras hablando con la que supuse que era la enfermera de guardia, empujé la puerta y entré.

Claire estaba tumbada en la cama con los ojos cerrados y las manos recogidas bajo la mejilla. Estaba mirando hacia la puerta y, al verla, tuve que detenerme para recuperar el aliento.

Un millón de emociones se agolparon en mi interior al ver su rostro tan pálido. Ahora lo sentía; el profundo sentimiento de culpa que me ahogaba. La tristeza en su rostro cada vez que la llevaba cerca de Alex o cerca de Bob, las veces en las que estuvo cerca de esos cerdos que querían violarla.

Me acerqué a ella suavemente y comencé a acariciar su cabello, en segundos su rostro se acurrucó en mi mano. Comenzó a moverse despacio y luego abrió sus ojos.

–¿Justin?. –Susurró. –¿Eres tú? ¿Eres real?.

–Hola Claire.

El momento se siente como si estuviera suspendido en el tiempo. Nuestras miradas se encuentran, cargadas de emoción y anhelo acumulado durante los días de separación. Su sonrisa es cálida y reconfortante, y siento cómo mi corazón late con fuerza en mi pecho mientras me acerco lentamente a ella.

Jesse [+18] | JUSTIN BIEBERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora