Extra 2: La Sorpresa (Parte 1)

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Narra Eric

5 de agosto, hoy Pablo cumple los 18 años.

Hace ya un tiempo que desperté del coma inducido en el que estuve alrededor de semana y media tras la paliza que me dio Lucas, he podido recuperarme rápido y mañana ya me reincorporo a los entrenamientos con el Barcelona, la verdad es que lo estoy deseando porque quiero volver del todo ya a la normalidad, ir al Mundial de este invierno prácticamente lo descarto, llevo mucho tiempo fuera.

Suena el timbre de mi casa y me levanto del sofá para abrir la puerta, encontrándome a mi mejor amigo al otro lado, no me sorprende porque yo mismo lo he llamado.

Ferran: ¿Por qué tanta urgencia en la llamada?
Eric: Necesito que me hagas un favor.
Ferran: ¿Lo vas a restar de las que te debo por cubrirme las espaldas en Manchester?
Eric: Sí, pero me seguirás debiendo bastantes.

Le dejo pasar y cierro la puerta una vez entra. El valenciano es de los pocos que sabe que estoy recuperado, de hecho solo lo saben él, mi familia y el club, la policía me recomendó que cuantos menos supieran de mi salud mejor, menos posibilidades de que Lucas intentara volver a intentar matarme.

Ferran: A ver, ¿En qué te ayudo?
Eric: Sabes que día es hoy, ¿No?
Ferran: Viernes 5 de agosto, además de que Gavi es mayor de edad ya.
Eric: Hoy es su cumpleaños.
Ferran: Y le tienes algo planeado, ¿No?

Asiento sin poder evitar sonreír levemente. Sé que el andaluz se ha preocupado por mí este tiempo y que cada vez que ha podido le he preguntado a Ferran, pero quería recuperarme completamente antes de verle, lo conozco y puede sentirse algo culpable de lo que me pasó.

Eric: Solo necesito que lo traigas aquí después del entrenamiento.
Ferran: ¿Estás seguro?
Eric: ¿Por qué esa pregunta?
Ferran: ¿Y si no quiere?

Me muerdo el labio inferior inconscientemente, obviamente no le voy a obligar a venir si no es lo que quiere, pero confío en que sí.

Eric: No está obligado a venir.
Ferran: ¿Y tu corazón cómo lo dejaría?
Eric: Estaré bien, no te preocupes.

Mi amigo asiente poco convencido y se dirige a la puerta, pero mi cabeza procesa otra idea.

Eric: Fer, espera.

Mi compañero se gira y yo cojo el juego de llaves de repuesto de mi casa que tengo en la entrada junto a la copia del mando de la alarma y se lo doy.

Eric: No le digas que yo te he pedido que le traigas ni a donde viene. Solo dile que te han pedido que le lleves a un sitio, pero que no puedes decirle quien.
Ferran: ¿Tú estás seguro de eso?
Eric: Él no sabe donde vivo, hasta que no entre en la casa no sabrá que soy yo quien ha organizado todo.
Ferran: Y le doy las llaves cuando llegue con él, ¿No?

Asiento intentando no parecer nervioso. Sé que suena muy loco, pero es la forma que se me ha ocurrido de que me duela menos si no acepta venir y también que él no venga por pena o para no sentirse mal después.

Ferran: Esperemos que haya suerte.

Veo a mi amigo salir de mi casa y mi nerviosismo aumenta por momentos. Y eso que aún queda tiempo para cuando debería venir Pablo.

Pasadas varias horas, termino de preparar la sorpresa en el jardín de mi casa y subo a cambiarme a mi habitación, no voy a ponerme de punta en blanco ni muchísimo menos pero al menos estar presentable.

Me siento en mi cama y miro la hora en mi móvil. El entrenamiento ya ha terminado hace un rato y conociendo a Ferran no le habrá dado mucho tiempo a Pablo para pensar si quería venir, así que, si ha aceptado, estarán al caer.

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