Punto de vista de Daniela
Perspectiva (s.): Miramos las mismas cosas, pero vemos cosas muy diferentes.
Hasta la mitad del proceso de la reproducción del diseño número cuarenta ya había renunciado a la idea de lograr el mismo grado de perfección que el diseño original, no esperaba hacer grandes avances hasta el diseño número cien, sobre todo teniendo en cuenta que mi grado de avance del número uno al número treinta y nueve había sido pequeño, y tal vez por eso me emocioné tanto cuando vi el dibujo número cien, pegado en mi mesa, a las once con treinta y cuatro minutos de la noche del lunes anterior al día en que se suponía que debía entregar mis cien dibujos a la profesora Garzón.
Mi reproducción del número cien era exactamente igual que el dibujo original.
—Wow. —Kayla estaba de pie a mi lado, con la boca abierta. Su estado de ánimo estaba tan conmocionado que su voz apenas salió.
No podía hablar para nada de ese dibujo, en realidad, apenas podía creer que lo había hecho yo misma y apenas podía creer que había logrado terminarlo.
La contemplación del dibujo cien me provocó tantas emociones encontradas que eran tan enormes que se me atascaron en medio de la garganta. Estaba orgullosa de mí misma por haber logrado terminar, por haber logrado hacer los cien dibujos; Estaba mucho más orgullosa de mí misma por haber logrado tener una evolución tan significativa e impresionante en cuanto a mis trazos de dibujo; Me sentí realizada por poder ser determinada por algo que amaba apasionadamente y finalmente, paradójicamente agradecí que María José Garzón me hubiera desafiado de esa manera, por hacerme sentir como debía dibujar para tener un trazo cercano a la perfección, por haber tocado mi mano y orientado mis trazos y así me hizo entender que el diseño perfecto estaba dentro de mí y solo necesitaba sacarlo; pero al mismo tiempo, me irritaba todo lo demás que decía y no podía esperar el momento en que pudiera entregar esos dibujos y demostrar que podía hacer lo que ella probablemente pensaba que no podía hacer.
—Una cosa que no puedes negar, Dani... —Kayla seguía de pie a mi lado hablando en un tono sumamente contemplativo y asombrado. —Puede que María José Garzón sea una bruja, pero mira como son tus dibujos animados causa de lo que te dijo que hicieras... —Acercó el rostro al dibujo, ajustándose las gafas modelo gatito en su rostro. —Todavía estoy obsesionada con los detalles del pomo de la puerta. No puedo creer que todo esto se haya hecho a mano. Tienes que haber usado una regla, no es posible. —Habló, su rostro casi pegado al papel para ver mejor los detalles y así, invadiendo todo mi espacio.
—Tampoco podemos negar que me debe una mano nueva. —Dije, tratando de parecer indiferente sobre el tema de María José Garzón.
Desde el sábado anterior, Kayla nunca me había vuelto a hablar sobre el tema del "lesbianismo". Tampoco había vuelto a hablar de María José Garzón. No es que una cosa estuviera relacionada con la otra...Se había dado cuenta de que el tema era delicado para mí y que no me sentía nada cómoda hablando sobre ello y por eso lo respetaba. Esa fue solo una de las cosas maravillosas de Kayla White: ella siempre respetaba mi espacio.
Giré el taburete y me levanté, Kayla rápidamente se sentó donde yo estaba, manteniendo su rostro pegado al dibujo.
—Es asombroso cómo se ve exactamente. Parece que hubieras hecho una copia, chica. —No se cansaba de hablar del dibujo. —Si no te hubiera visto hacer esto con mis propios ojos, habría dudado que fuera cierto.
Me sentí feliz y satisfecha con el dibujo número cien, pero el noventa y nueve no era tan diferente a él y tampoco lo era el noventa y ocho. La verdad es que desde mi momento con María José Garzón el sábado por la mañana, en el salón del HGSD, empezaron a fluir dibujos de mí con enorme facilidad.