Priobairneach

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Punto de vista de Daniela: 

Priobairneach (s.): Emoción repentina.

01  de enero  – Cambridge, 2 :30 am. 

El aire caliente salió de mis fosas nasales y corrió por mis dedos, que sutilmente deslicé por mis propios labios mientras mi mente vagaba hacia los recuerdos, que recordaban los intensos toques de María José horas antes.

"Daniela Calle, eres la composición de toda la perfección que puede existir y no puedo describir cuánto tu belleza es capaz de comprimir mis pulmones hasta el punto de que no puedo respirar." Se formó una sonrisa en mis labios cuando las palabras de la mujer mayor se apoderaron de mi mente.

—Si no nos cuentas lo que pasó cuando Kayla salga del baño, juro por Isaac Newton que te arrojaré un montón de manzanas en la cabeza, Daniela Calle. —La voz de Colette vino desde el otro lado de la habitación, desvaneciendo las imágenes en mi cabeza y devolviéndome a la realidad. 

—¿Es una especie de broma nerd que debería ser graciosa y de la que debería reírme? —Le pregunté tratando de no reír, apoyándome en la cabecera, manteniendo la almohada presionada entre mi pecho y mis piernas.

Colette puso los ojos en blanco y colocó la manta que cubría sus piernas estiradas encima de la cama de Kayla.

—Es una idea que se convertirá en un hecho si no nos dices la razón por la que saliste toda despeinada por ese pasillo. —Respondió la chica rubia, manteniendo su tono juguetón, pero claramente impaciente. 

Mordí mi labio en reacción a la vergüenza instantánea que me golpeó cuando Colette mencionó este detalle. Traté de aferrarme a una sonrisa nerviosa que se formó en mis labios como reacción a la respuesta mental que le había dado a la pregunta de Colette y el posterior recuerdo rápido de mis momentos con mi profesora en la sala de profesores en el edificio principal de Harvard.

—¿Estaba tan despeinada? —Pregunté, sintiéndome intimidada por la idea de haber estado tan expuesta y rezando internamente que solo Colette y Kayla se dieran cuenta de eso.

Colette me miró con incredulidad.

—Cariño, no solo estabas despeinada. Tu cabello gritaba "Tuve sexo" y tu lápiz labial estaba más manchado que mi cara cuando mis primas de dos años intentaron maquillarme. —Declaró, como diciendo que el resultado de dos más dos es cuatro. 

—Eres absurdamente exagerada. —Dije riendo, mientras me ajustaba los calcetines de los pies.

—Y tú eres absurdamente lenta. Todo este suspenso de contar lo que pasó me está matando. —Resopló Colette, echando la cabeza hacia atrás con demasiada fuerza y ​​terminó golpeándose contra la pared. —¡AUCH! —Se quejó y me reí de la escena. —¡Todo esto es culpa tuya, Daniela! —Exclamó ella, refunfuñando y yo me reí aún más.

—Es culpa de tu ansiedad. —Hablé con calma, lo que me valió una mirada fulminante de Colette.

Levanté mis manos en una posición defensiva y al mismo tiempo, Kayla salió del baño con la toalla envuelta en un turbante alrededor de su cabeza, vestida con una sudadera amarilla vibrante y calcetines morados.

—¿Estás por casualidad haciendo un cosplay de banana o yendo a un partido de los Lakers? —Preguntó Colette, mirándola con asombro.

Miré de Kayla a Colette y solté la risa más fuerte y escandalosa de lo que me hubiera gustado, lo que me valió una mirada exterminadora de Kayla, así que traté de dejar de reír.

—No te burles del gusto extravagante de mi abuela. —Declaró Kayla, poniendo jugo de manzana en un vaso, mientras sujetaba la puerta del refrigerador con el pie. —Y al final del día, protege mucho del frío y es cómodo para dormir. —Mi amiga se defendió de las bromas de Colette y caminó con su vaso de jugo hacia su cama.

finitus | caché.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora