Las hermanas Russell han pasado por una horrible experiencia que las ha cambiado por completo.
Milly es la más popular, la más hermosa y con un novio que es el capitán del equipo. Pero ese hombre no la hace feliz y la tóxica relación que tienen la h...
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«Me parecía alguien bastante diferente a los que solía conocer. Por no hablar de esa frialdad que tenía en su mirada y esa sensación de vacío que poseía, sumado a su seriedad... Y eso me hacía querer conocerla más»
Colson.
Una joven pelirroja miraba la pantalla de su ordenador, perdida, desanimada como de costumbre, mientras escuchaba la voz de su terapeuta hablándola tras aquel ordenador.
El día estaba envuelto en un hermoso gris oscuro, el cual lo decoraban gotas de agua. Aquello, aunque para muchos podría ser el peor día de la semana, para Jamie siempre había sido uno de sus días preferidos, pero ya apenas miraba esos días como antes.
Cada día que pasaba era un día más para ella y su negatividad incrementaba, pero el dibujo y su hermana, era lo único que la hacía tener ilusión.
Jamie deseaba salir de su piso, tomar valor y enfrentarse a su miedo. Dejar de lado aquellas preocupaciones que tenía día tras día en su mente y que la hacían jugar una muy mala pasada. Pero cada vez que iba a intentar pisar un pie fuera de aquella línea imaginaria que había creado en su mente entre la puerta de su piso para salir al pasillo, sus ataques de pánico volvían a ella, creando más inseguridad en sí misma.
—¿Has hecho los ejercicios que te dije, Jamie? —cuestionó Ainhoa, atenta a lo que diría su paciente desde hacía tiempo.
Jamie miró la pantalla sin una sola mueca en su rostro y, sin perder le contacto visual con su terapeuta y, algo avergonzada por lo que le respondería, su sinceridad salió a la luz.
—No.
La joven terapeuta miró a Jamie algo triste y luego volvió a decir;
—Al menos, ¿lo has intentado?
Jamie no necesitaba contestar a ello para que su terapeuta supiera que la respuesta seguía siendo "no".
Su silencio lo corroboraba.
—Jamie, es crucial empezar a dar pasos hacia delante —contestó Ainhoa—. Quedarte estancada solo hará que jamás vuelvas a tener la vida que tenías.
Jamie suspiró con fuerza mientras dejaba de mirar hacia la pantalla para observar una foto que tenía ella con su hermana en una playa lejana a donde vivían. Dicha foto se había sacado meses antes de su madre fallecer en aquel terrible accidente que habían tenido las 3 y suspiró con fuerza, deseando volver a aquella playa y vivir la vida, disfrutarla.
Sin decirle nada a su terapeuta, siguió mirando aquella imagen de lo que fue una muy buena época para ella.
Y entonces, Ainhoa le preguntó algo que la descolocó.
—¿Cuándo fue la última vez que pisaste el cuarto de tu madre?
Aquello era un tema muy delicado para ella, demasiado.