Las hermanas Russell han pasado por una horrible experiencia que las ha cambiado por completo.
Milly es la más popular, la más hermosa y con un novio que es el capitán del equipo. Pero ese hombre no la hace feliz y la tóxica relación que tienen la h...
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«Ese día me sentía relajada, pero las palabras de mi hermana y ese chico rubio me hacían reflexionar»
Milly.
La biblioteca, un lugar aparentemente tranquilo, lleno de libros colocados en cada estantería, en sus respectivas categorías. Quizás alguno se colaba en alguna categoría que no debía de ir por algún motivo u otro, pero las bibliotecas eran el lugar preferido para estudiantes que no podían estudiar en su casa, para grupos de amigos y, sobre todo, para parejas deseosos de tener un lugar íntimo.
Quizás estos últimos debían de buscarse otro lugar pero, en el mundo habían sitios menos privados donde las parejas se daban cariño mutuo y a veces, el temor de ser descubiertos, los hacían atraerles más al mismo peligro, al deseo de lo prohibido.
Milly no era de esos últimos.
Aquella mañana de lunes, después de que el fin de semana se despidiera de su novio antes de que este se fuese a Europa de viaje de negocios con su padre. Lewis no daba un palo al agua en cuanto a negocios, pero si era el niño de papá, por lo que aprovechaba cualquier oportunidad con tal de no estudiar. Por ello, Milly aprovechó esa mañana de lunes, su primer día de clase con Lewis muy lejos de su lado para estudiar para aquellos próximos exámenes que tenía para el próximo mes.
Bueno, decir que estaba "estudiando" quedaba bien para su expediente, pero realmente ella estaba haciendo otras cosas, la cual consistía en su próximo guión para su nueva obra de teatro.
Adoraba escribir, perderse entre las páginas y, aunque no se dedicase de lleno en el teatro, escribir la ayudaba mucho a disuadir su ansiedad, a olvidarse de las cosas malas o plasmar esas mismas en las páginas para que su mente se sintiese más liberada.
Escribir, ya fuese como diario o como novela, era salud y ayudaba mucho para no pensar siempre en las mismas cosas negativas. Si te preocupaba algo, escribirlo ayudará, porque escribir era una de las terapias más importantes ante esos temas.
Milly era consciente de ello, es por ese mismo motivo que no dejaba de mirar hacia su tablet, escribiendo en el teclado que su hermana le había regalado hacía unos meses por su cumpleaños, cuando sintió la presencia de alguien.
Su mirada se levantó al ver como la silla que había frente a la suya, vacía, empezaba a moverse por como alguien lo arrastraba hasta sentarse frente a esa joven rubia. Un joven rubio, de ojos azules, se sentó allí mismo, con aquella camiseta apretada de color blanco y una chaqueta negra. Llevaba uno de sus auriculares puestos, dejando uno de sus oídos libre para escuchar a la otra persona que tenía frente a él. Y su sonrisa... Sin duda era una de las más hermosas que podría existir, con unos dientes perfectos, con aquel hoyuelo que se le formaba cerca de su boca y aquellos labios gruesos. Maverick era mucho más guapo en persona y Milly, al tenerlo frente suya, en aquella tranquilidad de la biblioteca, escondidos en un rincón de la misma, pudo observar lo guapo que era ese joven.