Las hermanas Russell han pasado por una horrible experiencia que las ha cambiado por completo.
Milly es la más popular, la más hermosa y con un novio que es el capitán del equipo. Pero ese hombre no la hace feliz y la tóxica relación que tienen la h...
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«Mentiría si dijese que ese joven no me hacía sentir cosas en mi interior y lo peor es que sabía que las cosas no las iba a cambiar»
Milly.
Cuando creíamos que las cosas no podían complicarse más, terminaban complicándose todavía más. Eso era algo que todos habíamos experimentado. Milly no iba a ser ninguna excepción.
Acercarse a Maverick quizás fue algo complicado, pero por otro lado le hacía ver las cosas de distinta manera, replantearse con quien estaba saliendo y que no todos los hombres eran así.
La joven, la cual se encontraba sola en la biblioteca, se sintió extraña esa mañana, al igual que el día anterior. Sentía que no se encontraba bien, quizás por todo lo que había estado viviendo en tan pocos días. Tal fue así que ni le dio importancia.
Milly necesitaba quitárselo de la cabeza, salir de ese lugar e ir a buscarlo para hablar con él. Necesitaba expresarle ciertas cosas y había odiado como acabaron las cosas entre ellos el día anterior. Por lo que recogió todas sus cosas y se marchó de esa biblioteca en busca de ese joven.
En su corto viaje caminando hacia el edificio donde vivía Maverick, donde ella había perdido su virginidad, tocó el timbre sin pensárselo 2 veces. No, no se arrepentiría de nada de eso, de lo que había hecho, de lo que estaba apunto de hacer. Pero nadie le abrió.
Milly creyó que Maverick no querría hablar con ella, quizás que la conversación de ayer fue suficiente para ambos. Casi se marchó de ese lugar, si no fuera porque alguien del edificio salía, dejándole espacio para que ella entrase y Milly ni se lo pensó.
Subió las escaleras con rapidez hasta que llegó hacia la puerta de ese joven.
Nerviosa, volvió a tocar y nuevamente, nadie abrió.
"Maverick no quiere hablar conmigo..." —se dijo a sí misma en su mente.
Fue ahí cuando una mujer mayor salió del piso de enfrente al de Maverick, y Luffy salió de ese piso como un coche de carreras tan solo para ir a saludar a Milly, que casi la tira de los ánimos de Luffy.
—¡Luffy! Te he echado de menos —murmuró feliz de ver a ese perro frente a ella.
Cuando la mujer mayor habló;
—Si buscas a Maverick se ha ido al taller. Soy su vecina Teresa.
Milly levantó la mirada para ver a la mujer, una persona adorable, mayor de 80 y que se le veía sola. Luffy la había estado acompañando esa tarde, como muchas otras, ya que le hacía compañía. Todo lo contrario a lo que hacían sus propios hijos.
Milly, sacando una sonrisa, se presentó a Teresa. Inmediatamente, ambas se cayeron bien.
—Maverick no le gusta dejar solo a Luffy, por lo que se lo cuido mientras él no está. Y así me hace compañía. —La mujer sonrió, observando a la joven rubia que tenía frente a ella y continuó. —Es un chico increíble. ¿Eres su novia?