P R Ó L O G O 🎭

13K 1K 89
                                    


«Crees que te faltan muchas cosas, cuando la vida te da el mayor golpe y, al perderlo, te das cuenta que ya todo lo tenías a tu lado».

Milly.

2 años antes;

Nuestra mente era como tener una jaula de grillos dentro de ella, o eso era lo que pensaba nuestra protagonista Milly. Desde siempre, cuando tenia un problema, su cabeza lo repetía en bucle como si de un tocadiscos rallado fuera. Eso la hacía preocuparse más todavía y, nuevamente, más pensaba en dicha preocupación, por más mínima que fuera.

Aquella mañana, se encontraban ella, su hermana y su madre entrando en el túnel en aquel viejo coche que su madre heredó. Era un antiguo Citroen, pero estaba bastante cuidado y había muchos recuerdos como para llevarlo al desguace.

Como cada mañana, aquella madre llevaba a sus hijas, Milly y Jamie, a clases. Entre ellas se llevaban 3 años y eran como uña y carne. Jamie era la mayor y siempre le daba consejos a su hermana Milly, ya fuese de cosas del día a día o la propia vida.

Ese día no era diferente a ningún otro, con la pequeña diferencia de que la que iba sentada en el asiento del copiloto era Milly, ya que aquel día Jamie quería distraerse menos y tener más espacio para el examen de conducir que tendría en pocos minutos.

La madre de ambas, que conducía el coche, sonreía orgullosa por sus 2 hijas y, aprovechando que no había nadie en aquel túnel, observó por el espejo retrovisor a Jamie y le aprovechaba para darle consejos sobre el examen. Pero su sonrisa se borró al ver algo en el espejo retrovisor.

2 luces que se acercaban rápidamente al viejo Citroen hizo poner todas las alarmas y todos sus sentidos.

—Hijas, ¿lleváis los cinturones puestos? —cuestionó.

Era una pregunta bastante estúpida, ya que lo primero que hacían todas ellas al subirse a un coche, era ponerse el cinturón de seguridad. Pero en ese momento, ella no sabía que más pensar y sus miedos se agudizaron en aquel instante al ver que esas 2 luces pertenecían a un camión que repartía mercancía en aquel momento, lo que significaba que estaba cargado.

—Mamá, ¿qué pasa? —cuestionó Milly, agarrando su mochila con fuerza mientras veía como su madre se ponía frenética.

—Llama a la policía, Jamie. Milly, saca una foto de la matrícula.

Todo ocurrió en cuestión de segundos cuando, aquel camión que las estaba acosando, pegándose demasiado al culo del coche para poder pasar él antes, hizo que aquel tranquilo día se convirtiese en una fatídica mañana por las prisas de un camionero.

El morro del camión chocó con aquella velocidad que no controló, haciendo que el viejo Citroen perdiese el equilibrio y chocase contra las paredes de aquel estrecho túnel. El hombre del camión reaccionó rápido al ver el desastre que había ocasionado sus prisas, pero ya era tarde, porque el viejo coche donde se encontraban aquellas mujeres volcó, dando varias vueltas hacia la carretera.

El estruendo que se escuchaba en aquel túnel, se podía escuchar muy lejos, incluido los frenos del camión, que empezó a perder el control, haciendo que algunas cosas que cargaba y que eran puntiagudas, empezaran a salir del camión, siendo muy peligroso para la carretera.

La joven Milly, la cual había cerrado los ojos, se encontraba con el cinturón de seguridad puesto, fuertes dolores en todas las zonas de su cuerpo y la sensación de tener algo en el estómago. No le dio importancia al ver a su madre a su lado, cubierta de sangre y sin reaccionar ante los gritos de Jamie, que podía imaginarse que su madre no estaba inconsciente.

Milly, la joven de la familia, no supo cómo reaccionar y podía notar que había algo en su estómago que le impedía moverse, ya que, cada vez que lo intentaba, le apretaba mucho más.

—¡Milly! —gritó su hermana mayor, que trataba de quitarse el cinturón a pesar de estar el coche boca abajo—. No te muevas, Milly...

Ella no podía moverse, solo podía sentir ahora, después del momento tan horrendo, como su estómago le dolía fuertemente y, para cuando pudo mirar, aquella joven vio como tenía algo bastante grande y afilado clavado en la parte baja de su estómago y la sangre salía rápidamente. Cuando se percató, su hermana mayor ya estaba a su lado, tratando de abrir la puerta a pesar de que también estaba tan herida como ella.

Milly no podía moverse, pero veía el cuerpo sin vida de su madre a su lado y sus lágrimas no tardaron en llegar a su rostro mientras escuchaba las súplicas de su hermana tratando de abrir la puerta e insultando al camionero que era incapaz de bajarse del camión después de todo lo que había provocado sus prisas.

Algunos conductores se acercaban al lugar y otros llamaban a emergencias.

Pero aquel día se grabaría en la mente de aquellas hermanas de por vida.

Y ahí fue cuando Milly empezó a perder el conocimiento, en aquel viejo Citroen de su madre y ante los gritos de angustia de su hermana Jamie.

A Escondidas [+18] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora