Las hermanas Russell han pasado por una horrible experiencia que las ha cambiado por completo.
Milly es la más popular, la más hermosa y con un novio que es el capitán del equipo. Pero ese hombre no la hace feliz y la tóxica relación que tienen la h...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
«Tenía miedo de lo que había comenzado. Tenía miedo de que acabase todo mal o que le hicieran daño a alguien que quería»
Milly.
Hacía mucho tiempo que Milly no sonreía de aquella manera. Apenas se podía recordar la última vez que ella había mostrado sus increíbles dientes de manera natural y no de forma artificial, como ya se había acostumbrado a hacer.
Sabía que tenía problemas, pero dentro de la tormenta, habían pasado cosas buenas en su vida. Como volver a tener aquella relación de amistad con Julianne, o empezar algo con Maverick. Sin duda, eran pequeñas cosas que la hacían enriquecer y sentía que ya no se obligaba a caerle bien a personas que no deseaba tener de amigos. Era como si alguien la obligase a ser de cierta manera.
Aquel lunes fue tranquilo, demasiado incluso. Ella sabía que pronto Lewis volvería a la ciudad. La noche del baile de invierno era ese fin de semana y volvería un día antes. Si hacía un mes le dijesen a Milly que hubiese ocurrido todo aquello, no se lo habría creído.
Ella pensaba perder su virginidad con Lewis la noche del baile, seguir con él y quizás estar rodeada de los amigos de ese joven que no la trataba bien. Pero en menos de un mes, conoció a Maverick, discutió y más con su ex mejor amiga, vio como su hermana empezaba a salir de su caparazón, y se enamoró de verdad de ese joven rubio que era todo lo contrario a Lewis. Por no hablar que perdió su virginidad con él en el momento menos esperado y a la vez que más deseó hacerlo.
Pasó tantas cosas en pocas semanas que la Milly del pasado jamás se lo habría creído. Y ahí estaba, sonriéndole a la vida por las oportunidades que le estaba dando.
Caminó hacia el salón del teatro, aun vacío para preparar los ensayos de ese día, cuando 3 amigos de Lewis la increparon en ese lugar con las manos en los bolsillos.
La sensación que le dio fue de todo menos positiva.
No le gustó para nada tener a esas personas en ese lugar, acorralándola en poco espacio, sin saber por donde huir por si ocurría algo.
Faltaba casi media hora para que los alumnos y la profesora pisaran el teatro, por lo que en menos de 30 minutos podría pasar cualquier cosas y eso, para Milly, era una idea horrenda.
—Hola, Milly... Hace tiempo que no vienes a vernos... —dijo uno de ellos acercándose a ella, mientras la joven caminaba de espaldas, hasta chocarse con uno de los asientos del teatro.
Asustada, mirando hacia la gran puerta de salida que daba hacia los pasillos, rezó porque un profesor pasara por casualidad en ese mismo instante para hacer que los separasen de ella. Pero para su desgracia, no pasó nadie.
—He... He estado algo ocupada —susurró con la voz temblorosa.
—Eso no es motivo para que no estés con nosotros —contestó otro sin moverse de su sitio, con los brazos cruzados sobre su pecho.