Las hermanas Russell han pasado por una horrible experiencia que las ha cambiado por completo.
Milly es la más popular, la más hermosa y con un novio que es el capitán del equipo. Pero ese hombre no la hace feliz y la tóxica relación que tienen la h...
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«Jamie tenía algo especial, no solo por su talento, su sonrisa, su belleza, su mirada... Sino su comprensión, su carácter... Estaba dando grandes pasos y seguiría a su lado aunque solo fuese para apoyar sus pasos»
Colson.
Otra pesadilla.
Aunque eso no era para nada nuevo para la joven Jamie, quien se despertó más tarde de lo normal en su vida actual.
Tras estar toda la noche sin poder pegar ojo, pensando en el cuarto de su madre, en aquel accidente, dando vueltas en cuarto mientras pensaba en todo lo que había perdido y dejado atrás, ahora se encontraba mucho más cansada de lo normal.
Llevaba días sin saber lo que era una pesadilla, quizás porque su mente se empezaba a volver a acostumbrar a salir, a sentir el aire natural en su rostro, quizás porque empezaba a salir de su caparazón. Pero eso no quitaba que no volviese a tenerlas. Y más tras recordar el suceso traumático que habían tenido tanto ella como su hermana pequeña. Y cuando pisó el cuarto de su madre, fue volver a revivirlo todo.
Quizás no fue un alivio para ella en ese momento, pero la importancia de poder dar paso a la siguiente página de su vida acababa de empezar cuando entró en el cuarto de su madre. Era un antes y un después.
Y esa pesadilla la había levantado empapada de sudor, con la respiración entrecortada y con la mirada perdida.
Cuando quiso darse cuenta, vio a su hermana pequeña a su lado, tratando de despertarla con un rostro lleno de preocupación.
Jamie, desorientada, susurró con la voz entrecortada;
—Milly... ¿Ya estás vestida?
Milly arrugó su frente y se sentó en la pequeña cama de Jamie.
—No habías despertado y pensé en dejarte descansar ya que apenas lo haces. Pero estabas gritando cuando me iba a marchar. —Se tomó una gran pausa antes de continuar—. ¿Quieres hablar de ello?
La joven pelirroja suspiró, colocándose el suéter de tiras, ya que apenas le estaba tapando nada tras la pesadilla y miró hacia otro lado, para aquellas vistas de su hermosa ventana, donde los rayos de sol le daban de lleno.
—Entré al cuarto de nuestra madre.
La sonrisa de Milly fue totalmente espontánea y feliz.
—¡Jamie! ¡Eso es un gran paso!
Jamie negó.
—No he parado de pensar en ese cuarto en toda la noche. Y ahora acabo de tener una pesadilla con aquel camión. En vez de estar las 3, estábamos las 2. —Silenció unos segundos hasta que habló—. Yo conducía y el camión se chocaba contra nosotras...
La rubia se acercó más a su hermana, colocando un mechón de pelo que tenía pegado en su frente tras la pesadilla.