Las hermanas Russell han pasado por una horrible experiencia que las ha cambiado por completo.
Milly es la más popular, la más hermosa y con un novio que es el capitán del equipo. Pero ese hombre no la hace feliz y la tóxica relación que tienen la h...
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«No había parado de darle vueltas a la conversación que habíamos tenido Milly y yo hacía una semana. Y en el fondo sabía que ella tenía razón»
Julianne.
Aquella semana había pasado lento para Milly, la cual no se había sentido mejor de la gripe hasta el miércoles de aquella semana. Ahora, siendo jueves, era la primera vez en esa semana que había ido a clase, después de estar trabajando en su nueva obra desde casa y haberle pedido a su compañera de teatro que dirigiera junto con la profesora la obra, hasta que ella volviese a clases.
Milly no paró de darle vueltas durante ese día los detalles que tuvo Maverick por ella, aun sabiendo que él seguía enfadado por lo que le había hecho la otra semana. Y no era para menos, ya que al no haber ido a clase y no tener a nadie para que le diese los deberes, Maverick se había estado moviendo cerca de su clase para pedirle los deberes a la que fue la mejor amiga de Milly y así ser él luego el que se los entregase a ella.
Y eso que Maverick y Milly no compartían clase.
Lo más interesante era que Julianne se interesaba por Milly a pesar de todo y le entregaba los deberes a Maverick, a pesar de que sabía que era para ella.
La conclusión que había llegado el joven rubio era que ambas tenían una conversación pendiente, donde debían hablarlo todo sin prejuicios. Pero eso no siempre ocurría y era bastante difícil.
Esa mañana de jueves, la joven rubia se encontraba sola en el teatro. Acababa de terminar el ensayo para la obra, lo cual significaba que se había tenido que enfrentar con Julianne, quien no había dejado de mirar a Milly en toda esa hora de ensayo. Le daba la sensación a nuestra joven protagonista que su ex mejor amiga quería hablar con ella. Pero sabiendo la actitud que tenía Julianne la semana pasada, no ponía las manos en el fuego por ella.
Se encontraba escribiendo en aquella libreta pequeñas ideas, frases o diálogos que podría incluir en la obra, para así trabajar en ella en cuanto llegase a casa. Si bien estaba más recuperada, todavía tenía aquel dolor de cabeza de la gripe, pero necesitaba volver a clase y estudiar para los futuros exámenes que tenía. Si faltaba más días era perjudicial para su último año escolar.
La vista de ella cambió de sitio, dejando su libreta para ver el sumo de naranja que alguien acababa de dejar a su lado en la mesa. Milly arrugando su frente, se giró para saber quien le había dejado aquella bebida y, al ver de quien se trataba, se quedó petrificada mirando a ese joven que tenía tras ella.
—Me alegra verte por aquí ya. —La voz de Maverick sonó dulcemente mientras la miraba acercándose a ella.
Ella sonrió al verlo y respondió;
—Has hecho mucho más por mi de lo que jamás podría haber imaginado que un hombre haría.
Maverick no lo mostraba, pero quizás su mirada traspasaba algo más de lo que podría imaginar, por ello Milly notó en los hermosos ojos del joven que el enfado seguía ahí, aunque menos que los primeros días.