20.No quiero ser solo tu compañero de trabajo

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ALLEN


—¿Por qué no me avisaste que vendrías? —pregunté soltando mi frustración hacia mi hermano.

—¿Desde cuándo se avisan las sorpresas? —devolvió con una sonrisa engreída.

No, no estoy de humor para esto. No hoy, no ahora.

Imaginé que sería uno de los días más felices de mi vida, y ha sido todo un caos.

—Ángel —comencé lentamente, tratando de relajarme—, podrías haberme mandado un mensaje o algo.

No llegar de imprevisto y arruinar todos mis planes.

—¿Para qué? —inquirió con dramatismo—. ¿Esconderme a Nicolás?

—¿Por qué querría ocultártelo? —devolví indignado—. No tiene sentido, ya te he hablado de él.

Sentía cómo todo estaba a punto de ebullir, y no podía hacer nada para evitarlo. Era oficial, esta era la primera vez que no estaba feliz de contar con la presencia de mi hermano.

—Pero es distinto a conocerlo, y darme cuenta lo mil veces mejor que es en persona.

—Te expliqué lo genial que era —remarqué con efusividad.

—Insisto que es distinto el comprobarlo por mi mismo. Es una lastima que desaproveches esta oportunidad —dijo negando con su cabeza en señal de decepción.

—¿De qué hablas?

Basta, Ángel.

—Se nota que le gustas a Nico, pero ya viste lo que dijo, conoce a muchas personas que estarían encantadas de acostarse con él. Se nota que ya se aburrió de algo casual, y tú lo orillas a eso.

Oh, por supuesto que no.

—Yo no lo orillo a eso... él sabe que me gusta... pensé que ya...

—Que él sepa que te gusta no siempre es suficiente.

Ese fue mi quiebre. Ya no habría vuelta atrás. 

—Lo sé, pero no creí que tuviéramos que definir todo tan rápido, y no puedo creer que diga que solo somos amigos, para mí no es solo mi amigo—expliqué con indignación—. No me beso con mi amigo. Por supuesto que no somos simples compañeros de trabajo, para mí es mi pareja, pensé que había quedado implícito, iba a responder eso, pero él va y responde otro tipo de relación menos cercana —Sigo sin creerlo, odio la sensación que dejó en mi pecho—. Me dejó perplejo, helado, enojado y apenado. Todo fue muy confuso, no podía creer que él estuviera tan tranquilo con esa definición de las cosas, mientras que yo... tenía el corazón roto. Y no, no fue un buen timing el tuyo, por algo había invitado a mi casa a Nico, quería hacer algo más especial, por lo que es la primera vez que no estoy feliz de verte, lo siento, Ángel. Lo único que quería era aclarar las cosas, pero contigo aquí no podía.

Estaba teniendo un colapso, pero a mi hermano le brillaban los ojos por verme en este estado tan errático. Estaba disfrutando esto por completo.

—Sabía que estabas molesto —se jactó divertido chasqueando sus dedos.

—¡Por supuesto! —exclamé exasperado—. Estoy molesto contigo, por inoportuno y entrometido, además estoy molesto con Nicolás, por pensar que no quiero nada serio con él, y estar tan tranquilo con ese pensamiento.

Eso es lo que más me perturba. Su tranquilidad. Su resignación. Odio que esté acostumbrado a conformarse con poco. No debe hacerlo. Se merece más.

—Entiendo. Pero podrías fácilmente enmendar la situación —todo el cuerpo de Ángel se inclinó hacia delante y extendió los brazos como si estuviera dando un discurso—. Alcánzalo y clarifica el tema de qué relación tienen. Nico es realmente una persona increíble, sino estuviera tan enamorado de ti, probablemente hubiera intentado algo con él, o por lo menos preguntarle si tiene un hermano o un primo. Y si yo pensé eso, cuando solo lo conocí por un par de horas, no me imagino tu competencia.

Serendipia editorialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora