27. La fórmula mágica para la portada perfecta

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El mundo de las ilustraciones es uno completamente diferente al del diseño, muchos podrían pensar que son el mismo, pero ese es un error común, son muy distintos, pero unidos bajo el mismo universo: la creación.

Las ilustraciones están más ligadas al mundo del dibujo, es uno de sus progenitores, junto con el mundo literario. Las ilustraciones son la unión de la visualidad con las palabras. Una conjunción que aporta al imaginario de una obra escrita en cuestión, y nos... ilumina, nos aclara, o da luces de forma gráfica.

En los libros, las ilustraciones están más asociadas con los libros infantiles, ya que por años ha sido la herramienta principal para estimular la lectura en los niños. Un dibujo de un color vibrante y un estilo llamativo, será el principal aliado para capturar la atención de aquellos que aún no reconocen las palabras o están aprendiendo a leer.

Existían ilustraciones en libros enfocado a un público adulto desde siempre, desde los libros descriptivos de botánica, hasta los de anatomía. Quizás no desde siempre, pero la pictografía siempre fue algo usado para ayudar en la narración de una historia.

En la literatura juvenil, es algo más actual, más libre... con tantos estilos como ilustradores puedas conseguir. Unidos por una consigna en común: si van en el interior, que sean en blanco y negro. Porque hay que cuidar los costos de producción del libro.

Por lo que cuando Vincent me dio la lista con muchísimas escenas a dibujar y me dijo: «...escoge 30», me abrumé.

Actué como si todo fuera pan comido, pero la verdad es que no era así, habían muchas variables que podían salir mal, partiendo por la más importante: ¿Allen le gustará el estilo de mis ilustraciones?

Complacer al autor es lo más difícil. Es mejor cuando ellos tienen nulas expectativas, o por lo menos muy pocas. Mientras más tengan, más cambios y menos conforme quedarán. Lo cual es horrible.

Estoy seguro que todos en un punto nos preguntamos: ¿Por qué mierda dijimos que lo haríamos? Debimos quedarnos callados, eso sería lo más sencillo, menos problemas para nosotros... pero creo que para las personas apasionadas es imposible.

Es como si para nosotros —gente apasionada— nos encantara complicarnos la vida. No conozco a nadie que no acepte cosas solo por el calor del momento, y luego se arrepienta, para luego... luego llorar porque de todo ese sufrimiento salió algo increíble.

No siempre se sufre en el proceso, pero siempre es una montaña rusa de emociones: ansiedad, dudas, miedo, rabia, decepción, frustración, conformismo, y luego un peak de júbilo, sintiéndonos los mejores del mundo. No siempre con ese mismo orden, pero las emociones se repiten bastante.

Ilustrar es un proceso lleno de frustraciones, lleno de errores, lleno de cambios, lleno de dudas, con un desenlace gratificante.

La palabra «proceso» es la importante.

Normalmente tengo mucho miedo de mostrar la primera ilustración a los autores, ya saben, por la ansiedad, el terror a que nos les guste y se decepcionen. Con Wishes no fue así. O sea, por supuesto que el proceso fue tortuoso, por decisiones de estilo, trazos, tramas, encuadres, composición, etc.

Los bocetos iniciales del diseño de personaje es una cosa, pero la primera ilustración del interior es otra completamente distinta. En la primera pueden haber muchas variaciones, no es nada muy estructurado, es un ejercicio de acercamiento y tirar directrices visuales, pero la primera ilustración del interior, es algo que irá en el libro impreso y lo verán todos los lectores. Importante.

Cuando terminé la primera ilustración del interior lloré un poco. Soy fiel creyente que cuando lloras a ver una obra es una muy buena señal. Supe enseguida que esto iba a funcionar, y se transformaría en un tesoro muy valioso para los lectores que se volvieran fans de la pluma de Allen.

Serendipia editorialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora