28. Ves a lo que me orillaste

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Últimos detalles. Sabías que estabas en la última etapa del libro cuando ya ingresaste las correcciones del corrector en la diagramación, ingresarlas podía tomar un día o dos —dependiendo de la cantidad de correcciones y el número de hoja—. Pero sí el autor daba su visto bueno, luego de la corrección final, quería decir que el interior estaba listo para enviar a imprenta.

A medio día terminé de ingresar las correcciones de Wishes, anoche terminé las ilustraciones totales del libro, y ahora me encontraba integrándolas al texto, lo que era relativamente rápido, sin embargo, faltaba que Vincent aprobara la disposición de las imágenes, con eso listo, podía crear el archivo imprimible y mandar imprenta. Un pequeño paso más.

La portada estaba lista, solo faltaba que el mismo Vincent me entregara el texto de contraportada y el de las solapas. Teniendo eso, podía pedir la prueba de impresión y preparar el archivo para imprenta.

Fue todo un tema la portada, el editor tenía una idea muy clara —y muy buena—, el problema eran los colores, él quería que fuera una portada con colores luminosos, claros, porque la historia era dulce y amable. Por mi lado, quería una portada azul oscuro, que simulara un cielo estrellado, que del mismo abrigo de estrellas del mago, se creara el cielo nocturno. Yo tenía mi visión, y él tenía su versión, ambos creíamos que nuestra idea era la mejor. ¿Qué hacer en esos momentos? Hacer ambas.

Cuando le mostré que mi idea era superior, tuvo que dar su brazo a torcer, y aceptar lo mejor para el libro. Una portada oscura, predominantemente azul, usando su opuesto en la rueda cromatica, creabas un contraste increíble, el amarillo parecía que brillaba como por arte de magia —solo es gracias a la teoría del color—, dando un acento y brillo hermoso.

Tenía que ir a pedir los textos, porque necesitaba seguir avanzando. Debía enviar a imprenta mañana para cumplir con el calendario.

Vincent no estaba solo en su oficina, llevaba media hora hablando con Allen, más bien discutiendo, no quería escuchar, y tampoco quería interrumpir, pero se me estaba agotando el tiempo. A medida que me fui acercando pude ir escuchando mejor la conversación.

—Me niego.

—Allen... —comenzó a reprochar Vincent.

—No hay forma de que el lanzamiento de mi libro sea en ese lugar —dijo con una voz que denotaba hastío.

—Por si no te has dado cuenta, todos los lanzamientos del último tiempo han sido ahí, no es nada personal. Tenemos un acuerdo con ellos.

Desde que llegué, ya han hecho cinco lanzamientos en el mismo lugar. Félix tenía razón, es mucho más fácil para todos cuando el lugar está cerca de la editorial, es más sencillo montar y desmontar el evento.

—Lo sé —dijo entre dientes—, pero antes también hacíamos algunos en el auditorio de la Universidad metropolitana, o el teatro del sol. Esas eran opciones también. ¿Por qué no puede ser el lanzamiento en cualquiera de esos dos?

—Primero, el auditorio, es para libros de no ficción, y exalumnos de la universidad o académicos. Segundo el teatro central tiene capacidad de 400 personas, aún no sabemos si te conocerán 400 personas. La biblioteca es la mejor opción porque hay lugar para 50 personas, 15 serán bookstagramers. ¿Por qué no puede ser ahí? —preguntó exasperado.

Uno, dos y tres segundos pasaron en silencio, hasta que Allen lo rompió, para murmurar enojado:

—Porque ahí trabaja el acosador de Nico.

Cierto, muy cierto. Pero no quiero ser una molestia.

—Pues que no vaya Nicolás, sé que es el ilustrador del libro, pero puede ir a otros eventos de firmas o charlas.

Serendipia editorialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora