Creo que hay una dicotomía muy grande al escribir libros, por lo menos para mí. Por un lado, está el anhelo de ser leído, de ver tu trabajo en muchos lugares, disponible y al acceso de muchos, por el otro, está la ansiedad que conlleva eso.
El miedo a las críticas negativas, escuchar o leer comentarios de gente que no le gusta tu trabajo, o que cuestiona su publicación, sigue siendo algo muy latente y que atormenta de forma constante.
Ya me han hecho ver que sufro, y me expongo demasiado por la aprobación de la gente, por lo que no contentarlas, o decepcionar es algo que hasta me provoca malestares físicos.
Sí, mi sueño era publicar uno de mis libros, pero siempre lo vi como algo lejano, algo casi imposible, por lo que estar cada vez más cerca de materializarlo, es algo aterrador y emocionante por partes igual.
Por supuesto que sé que mis historias no serán del agrado de toda la gente, a lo largo de mi vida me he topado con gente que no las disfruta o las entiende, todas y cada una de las veces es doloroso, sobretodo, cuando la persona es cercana a ti, o te importa de sobremanera lo que opine de tu trabajo. Son como dagas que te apuñalan el estómago. Pero sé que...
—...por eso no debes dejar que te afecte lo que digan de la historia, si pasó los filtros para ser publicada es por algo, además comentarios buenos se agradecen siempre, los malos te ayudan a las ventas, ellos pagarán un almuerzo delicioso con sus compras. Enfócate en eso. Por otro lado, todos parten por algo, el siguiente libro será mucho mejor, y sino, el tercero, o el cuarto, mientras más escribas más aprenderás, mejorarás, pulirás tu pluma. No dejes que te afecte.
Las palabras de un editor experimentado siempre son las que necesitas escuchar, pero por más que las entienda, ponerlas en práctica es una historia distinta, es un desafío diario, y eso que aún el libro no se ha lanzado.
Pedirle ayuda a Nico fue tragarme todas mis inseguridades y confiar, atreverme a ser valiente para comenzar a luchar por aquello que soñaba, mi motor fue la adrenalina y la esperanza, y ahora que lo conseguí, soy más angustia que felicidad.
—¿Me estás escuchando, Allen? —preguntó Vincent sacudiendo el manuscrito frente a mi rostro.
—La verdad, no —confesé mirándolo directamente—. Creo que estoy colapsando por la realidad.
—Muy dramático de tu parte —se jactó suspirando—. ¿No es esto lo que querías?
Sí, lo es.
Tomé mi cabeza entre mis manos, y dejé salir una exhalación sonora, tratando de relajarme.
—Tengo miedo.
—Lo noto claramente —murmuró con ironía—. ¿De qué?
—De muchas cosas.
—Pues comienza a enumerarlas para que pueda ayudarte.
—Me da miedo que saquen el libro y no se venda, y eso involucre una pérdida para la editorial.
—Eso sería responsabilidad nuestra y no tuya, nosotros aceptamos ese riesgo, y es nuestro trabajo que el libro se venda, para eso tenemos contratado a gente en el área de ventas y de marketing. Tú no deberías preocuparte de las ventas.
—Soy el autor, por supuesto que me preocupan.
—Bien, me corrijo —asumió levantando sus manos disculpándose—, deberías disfrutar y alegrarte por ellas, no preocuparte, ese es nuestro trabajo. Nosotros definiremos el tiraje inicial de impresión y debemos dar todo de nosotros para venderlo por completo, para volver a reimprimirlo.
Para que no queden para siempre en nuestra bodega, como muchos libros de poesía que solo se han impreso una vez.
—¿Y no hay nada que pueda hacer para ayudar? —pregunté angustiado.
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Serendipia editorial
Roman pour AdolescentsApenas leí sus palabras lo supe. Esta no es otra historia más, era única y especial. No importaba que estuviera llena de errores, porque la esencia de ella era encantadora. Había leído muchos libros, pero por alguna razón este se coló en mi retina...