Cap. 6: La rutina cambió.

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(Universo 2, E10, 57 años desde el nacimiento de los hijos de Junuem)

¿Pues qué crees que pasó con mi primo Sasha al año siguiente? Él tuvo que enfrentarse a una situación que le hubiese gustado evitar a toda costa. Romina acababa de cumplir 11 años y sus padres pensaron que ya venía siendo hora de contarle acerca de su prometido, porque, no sé, ¿qué mejor regalo de cumpleaños que hacerte saber que no vas a poder elegir al hombre con el que pasarás el resto de tu vida? Y bueno, los señores Hagelyn les pidieron a mis tíos que llevaran a Sasha a su casa para presentarlos.

Aunque los primeros días luego de escuchar la noticia, Sasha pudo librarse de ir fingiendo que estaba enfermo, un clásico, su excusa no duró eternamente, y al final tuvo que ser arrastrado a la casa de los Hagelyn. Los padres de Romina no podían estar más sorprendidos cuando vieron a Sasha, pero no mencionaron ni una palabra de lo que él había estado haciendo durante los últimos 4 años, porque vieron que Sasha estaba muy nervioso y no quería que sus padres hicieran un escándalo al saberlo, y como estaban agradecidos con él por ser como un hermano para su hija, guardaron silencio como un favor para él.

Todos parecían felices con la idea del matrimonio, mis tíos porque ganarían más fortuna, los padres de Romina porque tendrían como yerno a Sasha, quien se había ganado su cariño y agradecimiento por cuidar de su pequeña, y Romina, porque no se casaría con un desconocido, sino con alguien que, de hecho, quería mucho. Pero Sasha no estaba feliz, él de verdad quería a Romina, pero pensaba que ella merecía más, creía que ella debía de ser amada y atesorada por alguien que la amara con todo su corazón, y él no se sentía capaz de hacerlo con Arley en sus pensamientos.

—Entonces, eres mi prometido~ —dijo la pequeña Romina con una sonrisa tímida, justo cuando sus padres y mi tíos salieron al jardín, dejándola sola con Sasha.

—Sí. —Le devolvió la sonrisa, aunque un tanto forzada.

—Creo que yo sería la más feliz del mundo si tú te conviertes en mi esposo.

Él negó con la cabeza—. Dices eso ahorita, pero quizás luego conozca a alguien mejor que yo. Yo no soy un buen partido en lo absoluto.

—Para mí sí eres un buen partido. Incluso si encuentro a alguien más guapo, con más fortuna que tú, con mejores modales... para mí tú siempre serás el número uno.

La miró conmovido, aunque luego bajó la cabeza con culpa y esbozó una sonrisa—. Eso es muy tierno de tu parte, pero sigo diciendo que tus palabras son ingenuas, aún eres muy joven, te falta mucho por vivir, algún día conocerás el amor, y puede que lo encuentres en alguien que no sea yo.

Romina suspiró—... ¿En alguien como la señorita Bowie?

—¿P-por qué mencionas a Arley? —farfulló nervioso.

—... Yo sé que la quieres, Sam —, negó con la cabeza—... Sasha... también sé que me quieres a mí, pero no como a ella, yo solo soy... la lamentable niña a la que no pudiste evitar ofrecerle compañía. Cuando dije que sería feliz si tú fueras mi esposo, no lo dije porque esté encaprichada contigo, mi primer amigo verdadero, sino porque me gusta la idea de ser tu esposa, de decirte que te amo, de tomarnos de las manos, de tener a tus hijos... seré una ingenua niña de 11 años, pero ¿qué no tú tenías 11 años cuando te enamoraste de la señorita Bowie? Es por eso que entenderás que incluso a esta edad, uno ya es capaz de sentir amor.

—Romina —susurró.

Ella le volvió a sonreír—. Te quiero, Sasha. Por eso quiero que seas feliz, así que vete, huye de este matrimonio, escapa antes de que regresen nuestros padres, te daré tiempo diciendo que estás en el baño, así que corre y dile a la señorita Bowie que la amas.

La eternidad en un mar de estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora