Cap. 24: El fan número uno de Simona y Jano.

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(Universo 2, E10, 51 años desde el nacimiento de los hijos de Junuem)

La lluvia había cesado y a Simona la inundaba el olor de la tierra mojada, era algo agradable en comparación con el saturante hedor de la sangre y carne quemada, producto de una pequeña riña entre Jano y unos hombres que habían ido a tomar sus cabezas. Tras la lluvia, un aire frío los hizo estremecer, por lo que Simona, Jano y compañía tuvieron que buscar refugio en la ciudad más cercana que vieron, esa ciudad era Dynami, ciudad en la que se había llevado a cabo la matanza de los Cannatela, sabiendo esto, fueron directo hacia la gran mansión azul que se encontraba justo en el centro de la ciudad. Cuando llegaron a su destino, Simona se paró en frente de la puerta y miró una vez más de arriba a abajo la mansión, como tratando de saber si estaba habitada por alguien o no.

—¿Podríamos entrar ya? Necesito ir al baño con urgencia —pidió Casper Benzai, el único aparte de Simona y Jano que tenía un poder.

—Jano, abre la puerta —ordenó Simona.

Jano envolvió su puño con electricidad, tomó impulso y luego de golpear la puerta, la derribó—. Casper, corre al baño.

—¡Lo haré de inmediato! —exclamó éste mientras corría en busca de uno.

Sin embargo, apenas los demás terminaron de cruzar la puerta, escucharon a Casper gritar. Todos corrieron hacia la dirección de la que provenía el grito y vieron a dos chicos pelinegros de pie, mirando con enojo a Casper, quien yacía en suelo con ambas manos sobre su abdomen, todo parecía indicar que había sido golpeado por uno de ellos dos. Uno de los chicos, quien no era otro más que Tahiel, caminó hacia ellos a la vez que Jano se colocaba delante de Simona.

—¿Quién demonios les dijo que podían entrar a mi casa?

—¿Tu casa? —preguntó Simona y arqueó una ceja—. ¿Eres un sobreviviente de los Cannatela?

Tahiel frunció el ceño—. No. Está casa ya no les pertenece a esos bastardos, ahora es de mi propiedad.

Simona olfateó el aire—. ¿No te sientes incómodo con el asqueroso hedor que despiden todas las paredes de esta casa? Todo el lugar huele a sangre, ¿por qué harías de tu casa un lugar tan desagradable como este?

—Ese es mi problema, estúpida.

Ella forzó una sonrisa mientras apretaba los puños—... ¿Cómo acabas de llamarme, pequeña mierdecilla?

—Cálmate, Simona —pidió Jano, tratando de evitar que ella se lanzara hacia ese chico para pelear.

—¿Simona...? —preguntó el joven con sorpresa, y un rostro mucho más amable apareció en él—. ¿Ustedes son los famosos asesinos de familias de clase alta?

Simona sonrió con malicia—. Sí, ahora estarás al tanto de lo peligrosos que somos, si sabes lo que te conviene, lárgate de aquí.

—¡Tan genial~! —exclamó Tahiel mientras sus ojos se iluminaban—. ¡Los he admirado desde hace mucho tiempo! —Volteó a ver al chico a su lado, quien era más delgado y pequeño que él, le hizo una señal con la mano para que se acercara y luego los dos se pusieron de rodillas—. ¡Por favor déjenos unirnos a ustedes, señora Simona Aboulker, señor Jano Mintzberg!

—... ¡Ja! ¿¡Qué demonios!? —gruñó ella y señaló a Casper—. ¿Por qué debería dejar que se nos unan luego de golpear a uno de mis compañeros?

—¡Discúlpenos por favor! —Tahiel le dio un codazo a su amigo de ojos verdes—. Anda, tú también discúlpate.

—Perdón —dijo en voz baja.

La eternidad en un mar de estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora