La eternidad en un mar de estrellas.

Cap. 69: Había una razón.

Cuando Arley terminó de hablar, tomó su vaso con agua y le dio un sorbo para luego ponerlo de vuelta sobre la mesa y regresar su mirada hacia Robin.

—Jamás te perdonaré lo que le hiciste a Yannel, pero al menos entiendo que no estabas pensando con claridad.

Robin pegó la espalda al respaldo de la silla y echó la cabeza hacia atrás para mirar el techo—. Ahora me siento incluso peor de lo que ya me hacía sentir la muerte de Yannel. Es cierto, yo no pensaba con claridad, estaba furioso con el mundo entero por permitir que mi adorado hermano fuera orillado a tomar su vida por el hecho de amar a otro hombre, simplemente quise actuar como un imbécil, hacer lo que se me pegara en gana y así esparcir la porquería que tenía en el alma con los demás, solo quería mantener mi mente ocupada con algo porque de otro modo... comenzaría a pensar en aquel día, y me llenaría de autodesprecio por tener el poder de teletransportarme y aun así no haber sido capaz de salvar la vida de mi hermanito.

—¿Pero por qué Yannel?

—... Se parecía un poco a Natalia, la segunda hija de los Laughton... ella se enamoró de mí y yo... sinceramente tampoco la menosprecié.

—¿La amabas?

Él suspiró—. No lo sé... supongo que le tenía cariño, pero no estoy seguro de que yo la haya amado, pero tras la muerte de mi hermano, aquel cariño que le tenía se convirtió en desprecio, porque si ella no hubiera exigido que yo me mantuviera las 24 horas atendiéndola, quizás yo habría podido ayudar a mi hermano. Cuando vi a Yannel, no pude evitar ver a Natalia en ella, pero Yannel era muy diferente a Natalia, Yannel no me amaba, me trataba con indiferencia, y yo enloquecí de rabia. Mi plan era lastimarla orillándola a lastimar a Yanis al engañarlo conmigo, pero... nunca creí que ella caería de las escaleras y... que su vida se esfumaría. Si un día vuelvo a ver a Yanis, me gustaría rogarle perdón antes de que se abalance sobre mí y me mate.

—Si eres sincero, tal vez te entienda y solo te rompa una pierna.

—Se ve que ella no lo conoce —le susurré a Sasha—, Yanis no haría algo tan amable como eso. Hey... deberíamos avisarles a los demás sobre esto.

Sasha asintió—. Voy yo.

Sasha salió del restaurante lo más rápido y sigilosamente posible, corrió hacia el cementerio en donde se hallaba el supervisor y le informó la situación. Por fortuna no tardó tanto como para que Arley y Robin ya se hubieran marchado, de otra forma yo habría tenido que seguirlos solo.

—¿Qué dijo el supervisor? —le pregunté a Sasha cuando regresó.

—Quiere que nos acerquemos a ellos y tratemos de hablar, si es posible, un poco más cerca del cementerio para que ellos puedan intervenir en caso de que los necesitemos.

—Ok. Entonces, ¿vamos?

—... Vamos.

Nos levantamos de nuestra mesa y caminamos hacia la de ellos, no tardaron en vernos y detener su plática para dirigir su atención a nosotros.

—¿Sasha? —preguntó Arley con sorpresa.

Robin nos miró de arriba a abajo—. ¿Los conoces, Arley?

Ella le sonrió a mi primo—. Solo al tipo guapo de ojos verdes.

—¿Podemos sentarnos? —pregunté.

Ambos asintieron.

—Venimos a hablar con ustedes para saber si nos pueden ayudar a llegar a un acuerdo con Tahiel —explicó mi primo.

Arley arqueó una ceja—. ¿Qué clase de acuerdo?

—Queremos ver a Eider —respondí—. Sabemos que él no se unió a REVENISH exactamente por su propia voluntad, nos gustaría verlo para saber si está bien.