Cap. 55: Hola, mamá.

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Con el paso de los años, las personas que vivían en Dynami se fueron mudando a otras ciudades, ya que sin la familia que financiaba la mayoría de los negocios ahí, todo se fue en decadencia, sin mencionar los constantes rumores de los fantasmas de la familia Cannatela, a quienes se les atribuía las desapariciones continuas que hubo, pero la verdad que no fue contada era que aquellas personas desaparecidas, intentaron entrar a la mansión azul de los Cannatela buscando las riquezas que la familia dejó atrás, y todos murieron a manos de Basilisa, quien decidió encargarse de ellos ella misma para que Tahiel no tuviera que usar su monstruoso poder.

«¿Y Tahiel no puedo usar su poder de manipulación para encargarse de ellos sin derramar sangre?», pensé al principio y quizás tú también te lo podrías haber planteado. Bueno, mi bisabuela me dijo que durante esa época, Tahiel estaba muy asustado de él mismo, odiaba esas garras negras que sustituían sus manos y lo convertían en una bestia, así que se enfocó mucho en no dejar que su poder lo dominara, y de alguna forma, también suprimió su poder de manipulación en el proceso, eventualmente lo recuperó al ganar confianza para no dejar que su monstruoso poder saliera, pero le tomó un tiempo, y para entonces, Basilisa ya había matado a las últimas personas con el suficiente valor e interés para tratar de entrar a la mansión azul.

Si yo hubiera sabido de esto cuando estaba vivo y sin tener ningún contexto, la imagen que tenía de que Basilisa, más bien, de «Bastián», solo se habría tornado peor, la habría visto como una asesina despiadada, y aunque sí es una asesina, ella no lo hizo por ningún sentimiento o pensamiento malo, solo fue lógica, sin el poder de manipulación de Tahiel, solo quedaba a recurrir a la fuerza, ya que ella, habiendo creciendo en una familia adinerada, sabía bien que las personas que había ido a la mansión azul por el dinero de los Cannatela, no se rendirían solo con palabras, y matarlos, fue la mejor forma de reducir el riesgo de más futuros intrusos.

Por supuesto que eso no justifica ni un poco que los haya matado, pero entiendo por qué lo hizo, al reducir ese riesgo protegía la vida pacífica que ella esperaba vivir al lado de la señora Nayla y Tahiel. Y no sé, quizás ver a su hermano siendo arrollado por un auto conducido por su madre y luego a su madre intentado poner los intestinos de Bastián de vuelta a su cuerpo, la insensibilizó de las muertes como mecanismo de defensa y, por ende, al darse cuenta de que no fue capaz de sentir miedo o cualquier sentimiento que alguien normal debería tener luego de ver a su familia masacrada por su mejor amigo, supo que no tendría problema con matar a alguien ella misma.

Y quitando esa parte psicópata suya que le permitía dormir bien en las noches pese haberse machado las manos la sangre de con decenas de personas, Basilisa era por sobre todas las cosas, una hija que amaba demasiado a su madre y que tenía una enorme preocupación, ya tenía 12 años, su cuerpo estaba creciendo y cambiando, pero no de la manera que necesitaba para seguir pretendiendo que ella era Bastián, ella podía cortar su cabello y ocultar la figura de su cuerpo con ropas holgadas, pero de nada serviría si le daba un abrazo a la señora Nayla y ella sentía un cuerpo que de ninguna forma se sentía como el de un hombre, o unas manos pequeñas y delgadas que jamás le pertenecerían a uno, y su voz.

«¿Por qué tu voz es tan aguda como la de una niña?»

Cada noche, luego de despedirse de la señora Nayla y darle las buenas noches, Basilisa se queda acostada en su cama viendo hacia el techo y recordando a su mamá haciéndole esa pregunta con el rostro pálido de miedo, y entonces la tristeza invadía a Basilisa, porque pensó que para mantener la mentira que mantenía en calma el corazón y mente de su mamá, debía renunciar a tener largas conversaciones con la señora Nayla y también a sus abrazos.

¿Pero cómo haría para que la señora Nayla aceptara renunciar a ello también? Basilisa lo pensó por muchos días, que se convirtieron en semanas y luego en meses, y cuando llegó el verano del siguiente año, ella se dio cuenta de que no era que le costara trabajo pensar en algo, sino que no quería pensar en algo porque sería doloroso para ella, y decidió dejar de postergarlo más, porque antes que ella misma, estaba su mamá, y una vez se enfocó en ello, vio cuál era la mejor opción para proteger su mentira sin que su mamá perdiera la cercanía con «Bastián».

La eternidad en un mar de estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora