Cap. 56: ¿Quieres lanzar rocas?

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(Universo 2, E10, 53 años desde el nacimiento de los hijos de Junuem)

El día que Tahiel y la señora Miriam se conocieron, fue 2 años después, unas semanas luego de que él cumpliera 18 años. Él había salido de la mansión Cannatela junto con Casper e Ilhan, dejando a Basilisa para que ella evitara una posible huida por parte de Simona y Jano, quienes ya lo habían intentado una vez antes, y si bien en condiciones normales Jano bien podría arreglárselas para matar a Basilisa y salir de ahí, Jano, como cualquier otro humano, se encontraba enfermo y estaba totalmente débil.

Esos tres llegaron a mi ciudad natal porque era una de las más cercanas a su base y porque había rumores sobre el basto mercado que manejaba el supervisor, fue ahí que Tahiel chocó con la señora Miriam, quien iba de camino a buscar a su esposo para preguntarle qué quería para la cena y comprar los ingredientes.

—Ten más cuidado —masculló Ilhan mientras le sacudía el hombro de Tahiel con el que había chocado ella, como para quitarle una suciedad.

Casper le dio un codazo a Ilhan—. Deja de hacer eso —gruñó en voz baja.

Pero Casper no tenía de qué preocuparse, la señora Miriam no había notado la actitud grosera de Ilhan, ya que ella estaba demasiado ocupada viendo a Tahiel, en parte porque le parecía especialmente atractivo y en parte porque había notado algo luego de chocar con él. No recuerdo si ya te lo había mencionado, creo que sí, la señora Miriam tenía el poder de sentir poderes, se podría decir que ella era una detectora de personas con poderes igual que mi hermano Román, solo que él podía ver las auras, así que no necesitaba tocar a las personas a diferencia de la señora Miriam para reconocer a quienes tenían poderes, pero ella tenía la ventaja de que podía sentir qué poderes tenían, mientras que Román solo podía saber si tenían o no un poder.

—¿Qué tanto me miras? —inquirió Tahiel un tanto intimidado por la mirada penetrante de la señora Miriam.

—Ah... lo siento —, ella desvió la mirada hacia un lado y se sorprendió a sí misma sintiendo la necesidad de seguir hablando con Tahiel—... solo... uhm... ¿cómo lo digo...? Tú... ¿tienes algo así como una habilidad especial? Ya sabes, algo que las personas normales no tienen, más o menos como un súper poder.

—¿Qué?

Ella se mordió la lengua y se maldijo a sí misma por hacer una pregunta tan extraña mientras su rostro se tornaba rojo—. Q-quizás solo fue mi error.

—... Y si lo tuviera, ¿cómo lo has averiguado? —preguntó él con interés.

La señora Miriam fue consciente de que había cometido un error, que quizás lo mejor era decir cualquier mentira para irse de ahí, porque estaba frente a un extraño que podría ser una mala persona que quizás, al saber de su poder, se aprovecharía de ella, pero cuando volvió a mirarlo a los ojos y no pudo encontrar ningún rastro de maldad en ellos, tuvo el impulso de hablar con la verdad—. Bueno, es que cuando he chocado contigo... lo sentí.

Tahiel ladeó la cabeza y se cruzó de brazos—. ¿Lo sentiste? ¿A qué te refieres?

Ella asintió y luego sujetó la mano derecha de Tahiel entre las suyas, tomándolo por sorpresa—. ¿Es súper fuerza...? No... bueno, sí... pero es más como una transformación, tu piel... tu piel se escurece, tus manos se alargan y toman forma de cuchillas, aunque de lejos das el aspecto de tener las ramas secas de un árbol en lugar de brazos... también lo hacen tus pies. Pero no solo es eso... también puedes... manipular a las personas.

Él quitó su mano con fuerza—. ¡Suéltame ya!

—L-lo lamento —farfulló avergonzada—, no quise asustarte... yo no le hablaré a nadie sobre ti si no quieres.

La eternidad en un mar de estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora