Cap. 58: El poder de detener a REVENISH.

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Luego de que la señora Miriam comenzara a evitar a Tahiel, él hizo de todo para que ella no lo hiciera, empezó metiéndose a la habitación de ella y sorprendiéndola ahí, pero no pudo continuar haciéndolo durante mucho tiempo porque ella a comenzó a cerrar su puerta con seguro, entonces él, aconsejado por Ilhan, decidió actuar torpe y hacía como que se tropezaba sin querer para que ella se acercara a ayudarlo, pero la señora Miriam no tardó mucho en darse cuenta de eso también.

Ella suspiró luego de extenderle la mano para ayudarlo a levantarse en una de esas ocasiones—. Hey, no soy tu única amiga en esta casa, entonces, ¿por qué pareces tan empeñado en obtener mi atención?

Tahiel le dio la mano y se puso de pie, pero no la soltó—... No lo sé...

—¿No lo sabes? —preguntó nerviosa mientras veía su mano, la cual, cuando intentó retirarla, Tahiel la apretó un poco para no dejarla ir—... Podría ser... ¿te gusto...? ¿O algo así? —Soltó una risa nerviosa y jaló su mano con más fuerza para que Tahiel la soltara—. No, no, no... bueno, sigue entrenando tus muñecas para nuestra siguiente competencia, sigues sin conseguir que las piedras reboten más de 5 veces en el agua, así jamás podrás vencerme.

Después de que la señora Miriam regresara a su habitación y corriera a tirarse en su cama, comenzó a enlistar las acciones de Tahiel, y todas la llevaron a que probablemente él actuaba por amor, y del tipo romántico, todos los factores y evidencias eran abundantes para ella, así que, desde entonces, la señora Miriam se volvió demasiado consciente de Tahiel, y de ella también, de cosas como su aspecto, su ropa, y revisaba constantemente si su frente era grasosa.

—¿No crees que has estado muy rara últimamente? —le cuestionó Tahiel un día luego de que Basilisa, Casper e Ilhan los hubiesen dejado solos en la sala—. Bueno, aunque de hecho siempre has sido rara —dijo riendo y se sentó en el espacio vacío del sillón en el que ella estaba.

—¿De qué hablas? —Le dio un codazo—. Yo soy muy normal.

—Si fueras normal, no llamarías tanto mi atención.

Ella bajó con nerviosismo su mirada hacia sus manos y sintió como su rostro se calentaba—. Ah... como lo pensé... ¿te gusto?

—¿Uhm? —Ladeó la cabeza—. Para nada, nunca me he enamorado.

Su rostro se tornó incluso más rojo debido a la vergüenza—. Pero... pero entonces a qué te refieres cuando —, se detuvo cuando sintió un beso en su mejilla y entonces se giró hacia él en pánico—... ¿¡por qué hiciste eso!?

—Uhm —, se cruzó de brazos—, me pregunto por qué...

—¡No hagas cosas cuando ni siquiera sabes lo que haces!

La miró preocupado—. Lo siento, simplemente pasó... ¿estás molesta?

Ella resopló porque pensó que era imposible enojarse con él—. Tú... no me desagradas, y vivimos bajo el mismo techo, así que no quiero que las cosas se vuelvan tensas. Eres un chico que me agrada, pero eso es todo lo que eres, no quiero tener que ver contigo nada más que eso, así que, ¿qué te parece olvidarnos de este beso?

Tahiel arrugó ligeramente las cejas y trató de meditarlo por un momento—. No creo que pueda olvidarlo, porque es la primera vez que hago algo como eso. Pero tú seguro podrás olvidarlo, porque algo como esto no es nada para ti, ¿cierto?

La señora Miriam pensó que sería tal y como él dijo, que le sería fácil olvidarlo, fue solo un beso en la mejilla, había besado a al supervisor cientos de veces en los labios, un beso en la mejilla no podía significar nada, por ello le debía ser natural olvidarlo. El resto del día, cuando esos dos se cruzaron un par de veces entre los pasillos o cuando bajaron al comedor luego de que Ilhan hiciera la cena, cuando cruzaban la mirada, Tahiel rápidamente se volteaba a otro lado y seguía su camino, es por eso que se sorprendió la mañana siguiente, cuando ella abrió la puerta para bajar a desayunar, y vio que Tahiel estaba afuera esperándola aún en pijama.

La eternidad en un mar de estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora