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HUELE A TRISTEZA

El arquero mexicano ya había llegado a su habitación, encontrándose con varios de su misma selección en ella. Todo estaba acomodado, además de que, a juzgar por el ambiente se habían duchado con algún neutralizador de aromas.

Se limitó a sonreír casi tímidamente y cerró la puerta detrás de él, llegando a la cama se sacó la sudadera que traía puesta, hacía calor, no iba a negar ese hecho. Una vez estando algo más relajado, se acercó a la pequeña mesa en la que sus compañeros estaban, quienes lo recibieron con una sonrisa, sonrisa que correspondió de forma sincera, le pasaron una charola en la que hasta dónde sé suponía, debía estar su comida, le pasaron los cubiertos y algunas servilletas por si se manchana al comer.

Abrió la charola y el vapor le dio en la cara, alzó una ceja, no se veía para nada mal.

— ¿Cómo le hiciste para pedir la comida? — Ochoa se burló— Ya sé que hablas inglés, Memo, pero, ¿Cómo sabías que platos pedir?

Andrés lo miraba atento, y sólo volvió a reír.

— La verdad no sabía qué era cada cosa— se limpió los labios con una servilleta— Así que solo busqué en Google.

Los otros 3 asintieron, tenía sentido, porque, Memo tenía un gran coeficiente intelectual y sabía algunos idiomas pero para llegar con total seguridad a pedir comida a un lugar que ni en broma había visitado, estaba, cabrón.

Dejó repentinamente los cubiertos en el plato, haciendo ruido, sintiéndose un poco preocupado.

— ¿Los demás están bien?— su mirada lucía preocupada— ¿Dónde está Kevin?

Herrera se limitó a reír y ponerle una mano en el hombro.

— Están bien, la gran mayoría comió y ahora están dormidos— terminó por decir— Kevin igual está dormido, tranquilo, el cachorro está bien.

El aire regresó al pecho de Ochoa.

— Sigues siendo tan preocupón, Memo— Guardado lo miró, recordando años anteriores, como Rafa y Guillermo eran apodados "los padres de la selección".

Ochoa pareció hacer lo mismo, sin embargo, para él no era un tanto agradable. Y de eso, los otros tres se dieron cuenta, así que intentaron cambiar de tema.

— Qué te digo— se alzó de hombros— Es lo que me queda, soy así debido a mi casta, es lo que tengo.

Guillermo atinó a decir, aunque en parte era verdad, debido a la fuerte casta de la que provenía, el preocuparse por su manada y uno de los cachorros del equipo, ser sobre protector y demasiado atento eran parte de él, no podía simplemente deslindar eso. Eran cualidades de admirar, puesto que su familia, seres queridos, y gente cercana, era mucho más importante que él mismo. Y muy dentro de él, sabía que era el único orgullo que tenía.

Pues a pesar de venir de una casta poderosa y atenta, también era juzgada por ser impulsiva, además de... peligrosa. Eso, llegando a afectar a su carrera como futbolista, logrando interferir con su vida privada, arrasando casi con su salud mental.

— Memo, no eres solo eso, tienes más, sabes que no es lo único que te queda— el ambiente comenzaba a ponerse extraño— Y también sabes que no lo digo solo por tu casta, tú eres así, es tu esencia.

Huele a tristeza | Ochoa x MessiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora