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HUELE A TRISTEZA


Por fin habían llegado al campo, la emoción de la afición era enorme, toda esa gente iba a apoyar a su selección, los gritos, las porras, todo eran tan emocionante de ver. Que incluso a él, le terminó por contagiar el mismo sentimiento.

Con cuidado, y tratando de ser lo más rápidos posibles, se aproximarnos rápidamente al lugar que tenían designados para ver el partido de forma más cómoda, además de segura, porque era bien sabido que, en todas las aficiones había cierto tipo de gente... Que ponía en riesgo la vida de los jugadores. Se sentaron en las sillas correspondientes, tenían buena vista de todo el campo, por que estaban satisfechos.

— ¿Llegamos temprano o estos cabrones tarde? — Gallardo dijo, mirando la hora en su celular.

Y es que la selección de Argentina aún no llegaba.

— Relaja la raja, wey— Vega le miró— Vamos llegando, no tenemos ni diez minutos aquí. Además, los Argentinos aún tienen suficiente tiempo para llegar, no te estreses mano.

— Solo decía— se alzó de hombros, viendo su celular.

Guillermo no pudo evitar poner atención ante las palabras de ambos jóvenes, era cierto, la selección albiceleste aún no ponía un pie en la cancha. Y eso de alguna manera terminaba por preocuparle, los miles de escenarios imaginándose que algo le pasaba a la estrella del equipo lo hacía inquietarse.

¿Por qué se estaba tardando tanto?

— Paco — volteó seguido a mirar a Andrés— ¿Todo en orden?

Ni yo mismo lo sé.

— Todo bien, solo que, siento que llegamos demasiado temprano— sonaba más bien una afirmación para si mismo que una respuesta.

— Tal vez sí, pero sirve, así no nos perdemos nada— se alzó de hombros, al arquero no le quedó más que asentir.

Aún así, el que estuviera moviendo su pierna intranquilo, le pareció curioso a su amigo a lado suyo. De pronto, el sonido de un celular hizo que los ojos se centraran en el responsable.

Kevin se hizo pequeño en su lugar. Miró la pantalla, alzando una ceja.

— Ya regreso— dijo, por lo bajo. Levantándose de ahí, yéndose a un lugar alejado de su selección, para que no escucharan nada.

Volvió a mirar la pantalla, sintiendo como algo no estaba del todo bien, y más si era él quien llamaba, sin demorarse más respondió, poniendo cuidadosamente el aparato en su oreja, cerciorandose que el capitán del equipo no estuviera chismoseando.

— Ey, ¿Qué traes?, ¿No se supone que tu vuelo está por salir?

Hubo un silencio prolongado del otro lado.

Eh— dudó un poco— Sucede que, bueno, hubo un detalle.

A Kevin eso ya le sabía mal.

— ¿Qué detalle? — Ya se estaba preocupando.

Mi vuelo se adelantó unas cuantas horas y bueno — ya, algo había hecho, lo conocía bien, así que solo emitió un sonido acusatorio— Sucede que, ya estoy aquí.

Huele a tristeza | Ochoa x MessiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora