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HUELE A TRISTEZA



Había terminado.

Todo esfuerzo al final resultó para que el marcador tuviera un gran 2 a 0, favor Argentina. No podía describir la manera en la que se sentía, un amargo sabor en la boca, el dolor en su cabeza y los espasmos en su vientre, los gritos de felicidad y otros de agresión.

Estaba claro para quien iba destinado cada uno.

¿Qué había hecho mal?

Más bien, ¿Por qué se sentía tan mal? El cuerpo le dolía, tanto que apenas podía mantenerse de pie para saludar al equipo albiceleste, la cabeza me estallaba, el alfa dentro suyo aullaba como si estuviera herido de algo, y eso le impidió frenar ambos goles, su incompetencia, tal vez pudo haber sido diferente, pero no entendía exactamente qué lo hacía sentirse tan mal, había solo una cosa que tenía bien en claro.

La afición se lo tragaría vivo.

— Saluden— ambos equipos lo hicieron, y a pesar de que habían perdido, se comportaron de la mejor manera, felicitando al equipo contrario, sonriéndoles y apretando el saludo de manos de una forma amistosa.

Guillermo se despidió fugazmente del argentino debido al momento pero por ese solo instante ninguna parte de su cuerpo le dolió. Le dio una sonrisa que abandonó su rostro de forma rápida por el repentino dolor.

El más bajo solo lo miró irse con una mueca en el rostro.

Se dirigieron todos a los vestidores, había bastante gente y la prensa casi no los dejaba caminar. A unos cuántos metros de la salida estaba su fabuloso director técnico, Ochoa se limitó a no mirarlo, manteniendo la cabeza en alto.

— ¿Qué qué puedo decir acerca de la selección? — Oh, estaban convencidos de que hablaba así de alto a propósito— No llegaron a donde estaban destinados.

— ¿Qué les hizo falta?

Andrés se acercó rápidamente al arquero cuando notó que el Tata le miró.

— Mejor rendimiento, las capacidades entre las castas son diferentes— suspiró— aunque eso está en duda, teniendo a alguien de un linaje fuerte en la portería, ya sabe.

Guillermo volteó a verlo.

— ¿Se refiere a Memo Ochoa?

El técnico rodó los ojos.

— ¿Hubo alguien más en la portería?

— ¿Las sospechas son ciertas?, ¿Los rumores son reales?, ¿Qué nos puede decir al respecto?

El moreno lo miró fijo, con la mandíbula apretada, el mayor solo le desvió la vista.

— Aten sus propias conclusiones, es todo.

Y más periodistas siguieron al técnico— no por mucho—de su selección, avanzaron a los vestidores, Andrés solo lo miraba de lejos, preocupado. Pasaron justo por donde se encontraban los jugadores de Argentina, al parecer con otros reporteros.

Guillermo sonrió al verlo tan feliz, que fue inevitable pasar por su lado, aprovechando la ocasión y que, momentos atrás le pareció descortés la forma en la que se despidió de él, se acercó.

Huele a tristeza | Ochoa x MessiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora