No era un secreto que desde hace muchísimos años, aquél chico moreno de cabellos rizados iba perdiendo cada vez más aquel bonito brillo en sus ojos.
Además de que su aroma estaba siendo reemplazado por uno que solo se definía en una cosa.
Tristeza.
...
El omega más grande miraba dudoso al otro, que estaba metido en su celular, deslizando rápidamente.
— Claro, ¿Por qué no lo haría? — dijo, simple— Mira, ya lo encontré padrino
Le enseñó el celular, meneandolo en el proceso, él otro casi entró en pánico al darse cuenta que realmente planeaba hacer aquello.
— No puedo creer que vayas a hacerlo en serio— se pasó las manos por la cara— ¿Qué le vas a decir? No vayas a meter la pata andes de.
— Shhh, chitón bro— se alzó de hombros— En parte, no es mentira lo que quiero hacer, por la luna, confía en mí, ¿Qué ha salido mal de mis planes?
Kevin alzó una ceja ante su comentario.
— ¿Te recuerdo la forma en la que llegaste a Qatar?
Al otro se le borró la sonrisa.
— Cállate el hocico— rodó los ojos, tecleando algo en su celular— Listo, ya lo envié, solo falta que responda.
Kevin ya no sabía si aquello era una buena idea, había aceptado la idea de Diego, sobre averiguar qué pasaba entre su padre y Messi, pero no pensó que tan pronto. Así que solo se limitó a quedarse en la cama, sintiéndose nervioso, mordiéndose casi las uñas. Pensando en todo lo bueno y lo malo que podría resultar aquello.
— Wey, ya cálmate— Lainez lo tomó de los hombros— Vas a despertar a Herrera, estas apestando el cuarto a frutos agrios, cálmate puñetas.
— Memo nos va a matar si se entera.
Lainez se alzó de hombros.
— ¿Quién dijo que tenía que enterarse? — suspiró — Mira, esto es sencillo, si no me responde en lo que resta de la noche, lo dejamos para mañana y además-
El característico sonido de timbre cuando un mensaje llegaba al celular resonó en toda la habitación, ambos se vieron petrificados, Diego tuvo miedo de ver la pantalla de su celular, tratando de convencerse de que la notificación era de YouTube o alguna otra red social, al ver lentamente dicha notificación el corazón le latió con fuerza. Ya no había marcha atrás.
— Iré con Memo— se levantó de la cama— Te mandaré mensaje, así que pilas wey.
— Diego, ¿es neta? ¡Diego! — el otro no le hizo caso y cerró la puerta de la habitación.
Se desacomodó el cabello con frustración, ahogando los gritos nerviosos que amenazaban con salir de su garganta, se la había pasado toda la tarde haciendo planes con Diego para averiguar el meollo que se traían el arquero y la estrella de la selección de Argentina.
Se acomodó en la cama de nuevo, tratando de relajarse un poco. Con el celular encendido, esperando que su hermano le enviara una señal de cómo iba, si había conseguido que Guillermo le siguiera.
— ¿Qué se traen entre manos?
La sangre se le fue a los talones al escuchar la voz del beta en la otra parte del cuarto, lentamente volteó a verlo, y este ya estaba sentado en la cama mirándolo. Bien, Kevin sabía que ese no se iba despertando, se mordió el labio nervioso, riéndose inocentemente mientras se hacía pequeño en su lugar.
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